Enero será un mes complicado para la piel de los chilenos. Los expertos esperan que en ese mes la radiación solar que cae sobre el país alcance su intensidad más alta, llegando a peaks de 13 ó 14 en la escala de uno a 15. A esto hay que sumarle el viento, la arena, el agua salada y las temperaturas extremas, condiciones que las personas no están acostumbradas a soportar y que dejan rastros en su piel.
Sin embargo, una acción tan sencilla y cotidiana como alimentarse bien puede ayudar a afrontar esta época del año con una piel mejor preparada. Una cuestión de salud y no de estética, dice la nutricionista de la U. Andrés Bello Evelyn Muñoz.
El consumo de frutas, verduras y pescados y mariscos que contienen una serie de vitaminas y minerales protectores de la salud y regeneración de la piel pueden marcar la diferencia. Por cierto, el agua también es fundamental, pese a que es uno de los hábitos que más descuidan los chilenos , según Jacqueline Monrroy, nutricionista jefe de la Clínica UC San Carlos de Apoquindo, quien recomienda ingerir al menos dos litros y medio al día en estos meses.
Vitamina A
En su estado natural está presente en productos de origen animal como carnes, huevos y leche; mientras que en forma de betacaroteno se encuentra en verduras y en frutas rojas y anaranjadas como duraznos, frutillas o arándanos. En ambos casos, este nutriente está encargado de propiciar la renovación de la piel, generando nuevas células que reemplacen a las que ya murieron y que dan una apariencia descamada a la piel sometida al sol, el viento y el frío.
Además, junto a la vitamina D, interviene en la producción de melanina, un pigmento de apariencia oscura que otorga color a la piel, los ojos y el pelo.
Vitamina C
Al menos una de las frutas que una persona consume al día debiera ser un cítrico, según Jacqueline Monrroy. Esto, porque se trata de las frutas que entregan un mayor aporte de vitamina C, nutriente fundamental para mantener la salud de la piel, pues participa directamente en la producción de colágeno.
Además, un estudio de la U. de Leicester mostró quela vitamina C ayuda a reparar las heridas cutáneas y a evitar que el ADN de las células de la piel sea dañado por el sol. Con una ensalada de tomate, un jugo o una fruta y una ensalada de pimiento se alcanza el requerimiento diario de 60 mg de vitamina C.
Vitamina E
Gracias a su gran capacidad de capturar oxígeno, la vitamina E tiene la capacidad de evitar el estrés oxidativo en las células de la piel, poniendo raya al envejecimiento prematuro y propiciando la renova. Por otro lado, la vitamina E es capaz de regenerar las células del hígado, desde donde se origina una gran cantidad de problemas a la piel como la dermatitis atópica, las alergias y el acné.
Tres cucharadas de aceite crudo distribuidas en todas las comidas y un puñado (30 gr) de frutos secos como nueces y almendras son suficientes para consumir la cantidad necesaria de este nutriente para cada día.
Acidos omega-3
No todos los pescados son ricos en ácidos grasos omega-3. Mientras el jurel, el atún, el salmón y la sardina son buenas fuentes de este nutriente, otros pescados populares en Chile como la merluza, el congrio y la corvina no aportan las cantidades necesarias. Los omega-3 forman aprte de la membrana de las células de distintas partes del cuerpo, incluida la piel. Su presencia en niveles adecuados hace que la membrana celular sea más flexible y resistente a las agresiones externas. Los expertos recomiendan consumir pescados dos veces a la semana y complementar con la ingesta de aceites de canola y pepita de uva.
Hierro y zinc
Ambos minerales intervienen en la síntesis del colágeno, una proteína producida por las células dérmicas y que forma las fibras colagénicas, las cuales dan tonicidad a la piel. Un déficit de esta proteína limita la capacidad de los tejidos cutáneos de regenerarse, acumulando el daño. También participan en la generación de elastina, sustancia que se ubica en la capa media de la piel y es responsable de su elasticidad.
Mientras el hierro se encuentra presente en carnes rojas y blancas, visceras y pescados. La carne también es una buena fuente de zinc, así como el germen de trigo, huevos y quesos.
Cobre y selenio
El mineral rojo permite que nuestro organismo pueda utilizar la tirosina, un aminoácido que sirve como materia prima para la producción de melanina. Su deficiencia puede provocar la formación inapropiada de la elastina. Está en legumbres, arvejas, trigo integral, frutos secos, hígado y mariscos.
Por su parte el selenio, al igual que la vitamina E, protege a las membranas celulares de los daños producidos por la oxidación, retardando el envejecimiento de los tejidos. Además, previene la aparición de tumores en la piel. Pescado, mariscos, carnes, granos, huevos, hígado y ajo son buenas fuentes de selenio.
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