Encontrarse con el gerente general en el ascensor o preguntar las dudas en una reunión con los supervisores son situaciones laborales que, en general, no ponen nerviosos a los chilenos. Salvo que, en alguna de esas ocasiones, corra el riesgo de que los otros pongan en duda su desempeño. Ahí el corazón empieza a palpitar más rápido y la boca se seca. Y es así porque casi cuatro de cada 10 chilenos (38%) dicen que la circunstancia laboral que les provoca mayor nerviosismo es ser visto por su círculo laboral como una persona incompetente, según una encuesta realizada por Laborum.com. El resto se divide en situaciones específicas, como cuando el jefe llama a la oficina porque tienen que conversar (31%) o exponer en público (16%).
Así, el miedo al qué pensarán los demás es uno de los más fuertes en el ámbito laboral, más si se tiene en cuenta que para los chilenos al preguntárseles qué es el trabajo, responden en un 75% “ser reconocido por el buen desempeño”, según la encuesta Zoom al Trabajo 2010 .
“Los profesionales siempre intentan mantener y cuidar su identidad pública. Por lo tanto, lo que los demás digan pasa a ser tanto o más importante respecto de las verdaderas capacidades. Un ascenso, por ejemplo, no se consigue si el resto piensa que sus competencias no son buenas. Por eso genera alta ansiedad. Si no hablan de uno, da la sensación que no se tiene posibilidad de desarrollo profesional”, dice José Miguel Aravena, director del centro de sicología empresarial de la Universidad del Desarrollo.
Perfeccionismo chilensis
En su libro “Work make me nervous”, los autores Jonathan Berent y Amy Lemley plantean que la baja autoestima y el perfeccionismo son la base de las ansiedades laborales. “La presión para ser perfecto lleva a sentir ansiedad severa. Y esa ansiedad es algo que las personas están desesperadas por evitar. Por tanto, evitan las situaciones que las ponen nerviosas. Pero, a la vez, la gente se pone nerviosa al saber que está evitando situaciones que son parte de su trabajo. En un círculo vicioso”, dice a La Tercera Lemley.
Estas mismas características, según los especialistas, tienen los trabajadores locales. “En sí son más inseguros que otras culturas. Además, hay mucha sobreexigencia de cumplir y hacerlo bien, y una personalidad más culposa de trabajar más horas”, dice Birgit Nevermann, gerente de Laborum Selección.
Cómo superarlo
Los autores del libro aseguran que esta ansiedad puede lograr que la gente pierda las oportunidades para sobresalir . Por eso plantean una serie de estrategias para superar estos miedos que incomodan.
En primer lugar dicen que hay reconocer las características del problema y para eso hay que utilizar el “biofeedback”, es decir, buscar la información que da el cuerpo cuando uno está nervioso, como las manos sudadas. Al mismo tiempo hay que darse cuenta de los pensamientos que están provocando eso. Es importante también recordar la primera sensación en el último episodio que se sintió muy nervioso.
Dicen que se debe aceptar que en esas situaciones la adrenalina va a estar presente y aceptarla. Pero para esa aceptación puede servir el autoengaño. Decir para uno, por ejemplo, que las manos no están sudando. Un ejercicio rápido y efectivo es respirar profundo. Según el libro, es la mejor manera de controlar el sistema nervioso y la ansiedad de forma rápida.
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