Las deudas y la poca tolerancia frente a las pérdidas de objetos apreciados amenazan la estabilidad mental de los chilenos. Las enfermedades infecciosas de los años 50 fueron reemplazadas hoy por enfermedades crónicas, y las enfermedades psicosomáticas son más conocidas, dejando un abanico abierto a las múltiples consultas médicas y terapias alternativas, comenta Luis González Echeverría, académico de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello.
Cifras de alerta
Tres son las principales enfermedades mentales que aquejan fuertemente a los chilenos: el alcoholismo, la depresión y el estrés en el trabajo. Sin embargo, la depresión es la patología más frecuente y que muchas veces esta sub-notificada pues no todas las personas la asumen como enfermedad.
“La depresión es el problema de salud mental que produce mayor discapacidad en mujeres en Chile. La ‘depresión mayor’ afecta al 6% mujeres, donde el 3% son mayores de 15 años. Ocupa el segundo lugar entre las primeras 15 causas de ‘Años de Vida Saludables Perdidos por Discapacidad o Muerte Prematura (AVISA) en mujeres”, dice Luis González, magíster en Enfermería.
Según el profesional, esta enfermedad además concentra más del 40% de las licencias médicas, de 5.076 personas con depresión severa (83% mujeres; 17% hombres). “El 36% ingresó por intento de suicidio a un centro hospitalario; 28% por depresión severa y 12% depresión bipolar. Mientras que un 24% con otros diagnósticos de depresión severa”, subraya el enfermero.
Los síntomas
Los síntomas más comunes de la depresión según el experto son:
- Sueño perturbado
- Disminución del apetito
- Sentimientos de culpa
- Pérdida de la autoestima y confianza en sí mismo
“El decaimiento del ánimo cambia día a día y es discordante con las circunstancias. Puede acompañarse de síntomas tales como insomnio de despertar precoz, empeoramiento matinal de los síntomas, retraso psicomotor, pérdida del apetito, peso y de la libido”, dice.
El académico de la UNAB subraya que entres los factores de riesgo para hacer una depresión figuran la pérdida del trabajo, dificultades conyugales, problemas de salud importantes, pérdida de relaciones sociales estrechas, abuso sexual y físico, entre otros.
¿Qué hacer?
El académico de la UNAB recomienda animar a la persona enferma a realizar ejercicio físico, puesto que la actividad física produce sensación de mayor energía mental y de concentración y alivia la tensión. “El deporte puede simbolizar una participación activa en la vida y servir como una forma socialmente aceptable de autoafirmación”, dice.
En las relaciones interpersonales que se establecen con las personas con depresión, el profesional advierte que se debe favorecer la expresión de los sentimientos, realizar una escucha activa y aceptación de los sentimientos comunicados por la persona. “Si el profesional, el amigo o pariente que conversa con un persona con depresión, se retrae o rechaza más abiertamente a la persona o a los sentimientos que éstos expresan, refuerza la idea de la persona de que no conviene expresarse y que a nadie le importa”, añade.
En definitiva, González recomienda realizar refuerzos positivos. “El profesional puede proponer el uso de un ‘estuche antidepresión’, que contenga ítems placenteros, objetos personales de tiempos felices o recordatorios de actividades futuras. También se hace necesario fortalecer los lazos afectivos familiares y de amigos, retornar a una mayor valorización de bienestar espiritual más que el material, y crear una sociedad menos consumista y con mayores valores humanos y espirituales”, concluye.
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