La recomendación proviene de la institución de beneficencia británica Macmillan Cancer Support, la que tiene por misión prestar ayuda a los pacientes de la enfermedad.
El informe de Macmillan, “A moverse más”, afirma que, de los dos millones de sobrevivientes de cáncer, en el Reino Unido, cerca de 1.600.000 no están lo suficientemente activos.
Los pacientes adultos y los sobrevivientes de cáncer deberían tomar unos 150 minutos de actividad física de moderada intensidad a la semana.
En el informe, el American College of Sports Medicine también afirma que el ejercicio es seguro durante y después de la mayoría de los tipos de tratamiento de cáncer y dice que los sobrevivientes deben evitar la inactividad.
Razones
Jane Maher, oncóloga clínica y consejera médica de Macmillan admite que el consejo que ella le habría dado antes a alguno de sus pacientes habría sido que se lo tomara con calma.
“Esto ha cambiado ahora significativamente dado el reconocimiento de que si el ejercicio físico fuera una droga, éste acapararía los titulares”.
Mantenerse activos, consigna el estudio, puede ayudar a la gente a superar los efectos del cáncer y su tratamiento, tales como la fatiga, la subida de paseo, la depresión y la ansiedad.
“Para la mayoría de la gente que vive con cáncer, o que le ha sobrevivido, no hay problemas en aumentar gradualmente el nivel de actividad física, siguiendo las pautas de la OMS, eligiendo una actividad que puedan disfrutar”, Jo Forster, encargada de Actividad Física de Macmillan Cancer Support.
Aparte de que puede contribuir a mejorar la densidad ósea, la fuerza muscular y la salud cardíaca.
Durante el tratamiento, el nuevo decálogo prescribe evitar los largos períodos de tiempo que uno pasa descansando, y dice que la actividad, aunque sea mínima, es mucho mejor que nada.
Esto puede reducir algunos de los efectos secundarios del tratamiento, incluyendo los coágulos sanguíneos y la pérdida de la masa muscular.
Luego de que ha terminado el tratamiento, el consejo es tratar de aumentar gradualmente la cantidad de actividad física que uno hace.
Esto, dentro de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que son específicas para los distintos grupos de edad
Ejercicio a la medida
“Para la mayoría de la gente que vive con cáncer, o que le ha sobrevivido, no hay problemas en aumentar gradualmente el nivel de actividad física, siguiendo las pautas de la OMS, eligiendo una actividad que puedan disfrutar”, le dijo A BBC Mundo Jo Forster, encargada de Actividad Física de Macmillan.
Sin embargo, hay ciertas precauciones que conviene seguir.
Imaginemos el caso de alguien que sufre de metástasis ósea (cáncer propagado a los huesos) o riesgo de osteoporosis (huesos quebradizos). Esta persona debe evitar las actividades de mucho contacto o donde haya demasiado impacto.
Del mismo modo, alguien que tenga una baja de glóbulos rojos o que sienta una exacerbación de los síntomas del mal, debe evitar un volumen de ejercicios de alta intensidad
“La seguridad de los ejercicios” -dice Jo Forster-“dependerá del estado físico en que se encontraba la persona antes de ser diagnosticada, del tipo de cáncer y tratamiento, de los efectos secundarios de éste último, de los síntomas y de la edad del paciente”.
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