El vaginismo

Por BBC Mundo

Se trata del vaginismo, la incapacidad de las mujeres de realizar el acto sexual y de ser penetradas, un trastorno provocado por la contracción o espasmo involuntario de los músculos de la vagina.

Los expertos creen que el vaginismo es una enfermedad psicológica que se manifiesta con esa poderosa respuesta física.

Y a pesar de que algunas mujeres que lo sufren pueden excitarse sexualmente y gozar un orgasmo, por alguna razón la penetración de la vagina es imposible.

Otras mujeres con vaginismo tienen poco interés o deseo sexual y muchos temores y ansiedades sobre la penetración.

¿Qué causa el vaginismo?

Todavía se conoce muy poco sobre sus causas, pero se sabe que algunas mujeres viven con el trastorno toda su vida adulta.

En algunos casos, el vaginismo es resultado de un trauma o de una relación en particular.

“Cualquiera que sea la causa, el vaginismo puede tener un efecto devastador en la calidad de vida” explica a la BBC la doctora Paula Hall, psicoterapeuta especializada en relaciones y sexualidad.

“Estas mujeres no sólo encuentran muy difícil gozar de una relación sexual, sino además, la incapacidad de poder ser penetrada dificulta mucho la decisión de comenzar una familia”, agrega.

Aunque los expertos han identificado varias causas, ninguna de éstas es fisiológica.

“Si usted ha sufrido un acto sexual doloroso en el pasado, el vaginismo podría ser una respuesta inconsciente para evitar más dolor” dice la doctora Jeni Worden, experta en salud de la mujer.

Pero en general, agrega, las causas psicológicas más comunes pueden dividirse en tres categorías: asuntos personales sobre el sexo, experiencias traumáticas previas y problemas en la relación de pareja.

Factores de riesgo

“Algunas mujeres son criadas con la creencia de que una relación sexual es algo malo y peligroso” explica la experta a la BBC.

“Quizás también ha habido poderosos tabús culturales o religiosos que te dejan con sentimientos de culpabilidad o vergüenza cada vez que tienes algún deseo sexual” agrega.

También, dice la doctora Worden, cuando la educación sexual de las niñas es inadecuada, pueden crecer pensando que es físicamente imposible penetrarlas.

Las experiencias traumáticas en cualquier etapa de la vida, por ejemplo una violación o abuso sexual o cualquier incidente asociado a la sexualidad o a la zona genital, pueden conducir al vaginismo.

“Ésta es una respuesta de protección para no volver a sentir ese trauma” dice Jeni Worden.

“Para algunas mujeres, el vaginismo ocurre inmediatamente después de una violación o abuso sexual”.

Los problemas con la pareja, que pueden causar ansiedad entre ambos, también pueden provocar o contribuir al vaginismo.

“Si usted está preocupada por algún asunto referente a su relación, hable con su pareja y trate de resolverlo” dice la doctora Worden.

Tratamiento y recuperación

La buena noticia, dice la experta, es que el vaginismo es un trastorno que puede tratarse una vez que se encuentra ayuda adecuada.

El primer paso es consultar a su médico familiar quien le ayudará a entender qué es lo que está causando el problema y cómo solucionarlo.

Si la causa es psicológica, el vaginismo puede ser tratado con una psicoterapia, como la terapia cognitivo conductual.

Una terapia sexual también puede ser un tratamiento efectivo.

El objetivo es poder tratar el trastorno para que las mujeres puedan tener un acto sexual libre de dolor y así poder romper el patrón psicosomático que acompaña a esta enfermedad.

En cuanto a los fármacos disponibles, un estudio científico presentado recientemente encontró que el Botox, el compuesto a base de toxina botulínica que se utiliza como tratamiento cosmético, también podía ser usado para tratar a las mujeres con vaginismo.

Se cree que una inyección intravaginal de Botox, en pequeñas dosis, puede interrumpir los impulsos nerviosos y la parálisis muscular que provoca el espasmo vaginal.

Y actualmente se está llevando a cabo en Estados Unidos un ensayo clínico para comprobar los efectos del Botox en el vaginismo.

“El vaginismo es un ciclo vicioso de dolor y espasmo” explica a la BBC la doctora Shirin Ghazizadeh, de la Universidad de Teherán, quien ha estado investigando a la toxina.

“Si podemos reducir el espasmo podremos reducir el dolor”.

“Y una vez que la paciente pueda comprometerse en una relación sexual satisfactora, el problema podría resolverse”, agrega la investigadora.

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