Ésa es la conclusión de un estudio que siguió durante 10 años a más de un millón de mujeres en el Reino Unido.
Según los científicos de la Universidad de Oxford, Inglaterra, por cada 10 centímetros de incremento sobre la medida promedio del grupo, hay un aumento de 16% en el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Los investigadores también revisaron los estudios publicados en el pasado sobre la asociación entre la altura y el riesgo de cáncer en otras regiones del mundo.
Y encontraron “resultados muy consistentes” en poblaciones de otras regiones del mundo sobre la incidencia y mortalidad por cáncer vinculados a la altura de los pobladores, afirma el estudio publicado en The Lancet Oncology.
Los investigadores creen que el hallazgo podría explicar la mayor incidencia de cáncer que se ha visto en varios países cuya altura promedio aumentó durante el siglo XX.
Incidencia y mortalidad
Los investigadores analizaron los registros de salud de 1,3 millones de mujeres que participaron en el Programa de Revisión de Mamas del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido entre 1996 y 2001.
Las participantes, cuya edad promedio era de 56 años, debían llenar cuestionarios sobre su estatus social, demográfico y factores de estilo de vida, y se tomaron mediciones de su altura y peso corporal.
“El vínculo entre la altura y el riesgo de cáncer parece ser común para varios tipos diferentes de cáncer y en diferentes personas, lo que sugiere que puede haber un mecanismo común básico que quizás actúa en los primeros años de vida cuando la gente está creciendo”, Dra. Jane Green.
Los investigadores dividieron a las mujeres en seis categorías basadas en su altura: aquéllas que medían menos de 155 cm., las de entre 155 y 159,9 cm., de 160 y 164,9 cm., 165 y 169,9 cm., 170 y 174.9 cm., y 175 o más cm.
En cada una de las categorías se estableció una medida promedio.
El estudio siguió un registro de las participantes durante casi 10 años y se encontró que en ese período habían ocurrido unos 97.300 casos de cáncer entre las mujeres.
Cuando se comparó la incidencia de la enfermedad con la altura de las mujeres se encontró un vínculo entre la mayor altura (en base a la medición promedio de cada grupo) y el mayor riesgo de cáncer.
Los científicos tomaron en cuenta factores como el nivel socioeconómico, el consumo de alcohol y tabaco. Y encontraron diferencias importantes.
“Las mujeres de más altura tienden a ser de estatus socioeconómicos más altos, a beber más alcohol, a ser más activas, a tener la menarquia (primera menstruación) a una edad más tardía, a tener menos hijos y a tener su primer hijo más tarde en la vida que las mujeres más bajas” explica la doctora Jane Green, principal autora del estudio.
“Las mujeres más altas mostraron menos probabilidades de ser obesas o de fumar en el momento de la investigación”.
La edad promedio de la población estudiada fue de 160,9 cm. y los resultados mostraron que por cada 10 cm. sobre esta medida el riesgo de cáncer se incrementaba 16%.
Entre los tipos de la enfermedad en los que la altura tuvo un mayor impacto estaban el de mama, ovario, útero, colon y recto, leucemia y melanoma maligno.
Población mundial
La doctora Green y su equipo también revisaron diez estudios publicados previamente en otros países sobre el vínculo entre altura y riesgo de cáncer.
Los resultados, dicen, fueron similares. “Encontramos que el vínculo entre la mayor altura y el incremento total en el riesgo de cáncer es similar a lo largo de muchas poblaciones diferentes de Asia, Australasia, Europa y Norteamérica” dice Jane Green.
“El vínculo entre la altura y el riesgo de cáncer parece ser común para varios tipos diferentes de cáncer y en diferentes personas, lo que sugiere que puede haber un mecanismo común básico que quizás actúa en los primeros años de vida cuando la gente está creciendo”, agrega la investigadora.
Los científicos no saben cuál puede ser ese mecanismo común.
En la altura intervienen varios factores ambientales y genéticos.
La altura está determinada por varios factores genéticos y biológicos, los cuales no pueden modificarse.
Y también intervienen factores ambientales como la dieta y el nivel de las hormonas de crecimiento, los cuales parecen ofrecer cierta protección a la gente alta.
“Por supuesto no podemos cambiar la altura que tenemos. Ser alto también ha sido vinculado a un menor riesgo de otras enfermedades, como las del corazón”, explica la científica.
En efecto, un estudio publicado en 2009 en European Heart Journal encontró que quienes miden menos de 165 centímetros -en hombres- y menos de 153 cm. -en mujeres- tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y morir de ellas que quienes son más altos.
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