La mayoría de los jóvenes deprimidos que reciben tratamiento con fármacos, terapia psicológica o ambas cosas obtiene cierto alivio, pero casi la mitad tendrá una recaída en los siguientes cinco años, informaron investigadores de Estados Unidos.
Las mujeres son las que corren más riesgo, según añadió el equipo de expertos. “Tenemos que aprender por qué las mujeres de este rango etario tienen más posibilidades de caer en otra depresión importante después de recuperarse” de una, indicó John Curry, de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, cuyo estudio fue publicado en Archives of General Psychiatry.
Curry y colegas estudiaron a 86 varones y a 110 mujeres jóvenes deprimidos, de entre 12 y 17 años, que fueron asignados a uno de cuatro tratamientos de corto plazo: el fármaco de Eli Lilly fluoxetina o Prozac, un tipo de terapia conversacional conocida como terapia cognitiva conductual, una combinación de ambas cosas o un placebo.
Los pacientes fueron seguidos por hasta cinco años. Casi el 95 por ciento de los participantes se recuperó de su depresión inicial, incluido un 88,3 por ciento que se recuperó en dos años.
Pero de los 189 adolescentes que se recuperaron, 88 o el 46,6 por ciento presentó otra depresión durante el período de cinco años. Los expertos señalaron que ser mujer era el mayor factor que predijo una recaída durante el estudio, con un 57 por ciento comparado con un 33 por ciento de los varones.
Curry señaló que no está claro por qué las mujeres correrían más riesgo, pero podría ser que sean más propensas a repetir los pensamientos negativos o experimentar sentimientos de inadecuación.
Aunque las mujeres son más proclives que los hombres a deprimirse también en la adultez, las adultas no son más propensas que los hombres a tener un segundo episodio de depresión, dijo el autor.
“Se necesita realizar más estudios para confirmar nuestros hallazgos y para hallar las variables que estarían asociadas con la depresión recurrente en las mujeres jóvenes”, indicó Curry.
El equipo creía que el tipo de tratamiento jugaría un papel clave en la duración de la recuperación, pero no fue así.
Los investigadores señalaron que ningún tratamiento individual o combinación terapéutica redujo el riesgo de recaída. Aunque indicaron que los adolescentes que respondieron en los dos primeros años eran más propensos a tener períodos más prolongados sin resurgimiento de los síntomas.
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