Hay una serie de errores que se cometen al iniciar una dieta rápida de verano, aquel régimen alimentario que nos permite bajar de peso en sólo semanas para lucir bien en traje de baño. Pero, ¿qué es lo correcto y qué no al hacer este tipo de dietas?
Según explica Janet Cossio, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello, el primer error que se comete es restringir al máximo todo tipo de alimentos consumiendo sólo líquidos. “Incluso algunas personas para eliminar líquidos consumen sustancias diuréticas o laxantes como la nuez de la india. Ésta puede generar deshidratación extrema o alteraciones en los niveles de potasio en sangre cursando incluso con desmayos, pudiendo terminar consultando por las molestias en un servicio de urgencia”, dice.
Nutrientes esenciales
Otros errores frecuentes, dice la nutricionista, es consumir sólo algunos tipos de verduras como la lechuga, cometiendo la falta de consumir una dieta muy poco variada y con déficit de nutrientes esenciales si se mantiene a largo plazo. “Hay personas que eliminan totalmente los aceites al conocerse que contienen grasa, pero desconocen que estos contienen ácidos grasos esenciales para nuestro organismo”, afirma.
Hay casos en que personas comienzan a consumir sólo frutas y en exceso, las cuales son ricas en carbohidratos especialmente fructosa, no logrando con esto el objetivo de una baja de peso. “El consumo en exceso de frutas mantiene la cantidad calórica y sólo se logra una dieta desbalanceada con la cual se altera el funcionamiento del organismo”, subraya.
Janet Cossio recomienda a aquellos que desean bajar de peso, acudir a un especialista en nutrición, para recibir las recomendaciones para tener una alimentación saludable diariamente, la cual incluya tipos de alimentos, horarios, cantidades, tipos de preparaciones recomendadas. “Es necesario tener pautas de alimentación diaria ajustada a los hábitos de vida y alimentación, con esto se logrará una baja paulatina de peso”, dice.
Según la académica de la UNAB, lo ideal es una baja no mayor a medio kilo por semana durante los primeros meses, logrando así un ajuste metabólico del organismo. “Logrando mantener cambios de hábito de alimentación y estilos de vida (aumentar actividad física), se logra una baja de peso paulatina y permanente, evitando el efecto yoyó o de rebote que hoy se sabe se produce cuando las personas cumplen dietas exprés que no son sostenibles en el tiempo dada lo restrictivas que son”, concluye.
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