Franco y Natalia se casan el 2 de abril y luego de su matrimonio parten a Europa de luna de miel. El abuelo del novio regaló los pasajes, sus padres la estadía en Lisboa y su mejor amigo una comida en París.
Ellos son un ejemplo de la nueva moda que se apodera de los matrimonios de la generación “Y” (especialmente en los mayores de 27 años): cambiaron la clásica lista de novios que permite obtener muebles y electrodomésticos para la casa, por un paquete de viaje de luna de miel.
Aunque en Chile el fenómeno recién comienza y se expresa en formatos más artesanales, en otros como Argentina y España está masificado al punto que las agencias de viaje ofrecen el servicio publicando “listas de viaje” en sus web -a las que pueden acceder los chilenos- para que los invitados puedan regalar desde los pasajes en avión hasta un tour por una ciudad. ¿El motivo de esta tendencia? Hace dos décadas las personas en Chile (y otros países) se casaban en promedio a los 25 años. Hoy es a los 29 y la mayoría lo hace después de convivir y tener un hogar armado. De allí que no sea relevante recibir estos regalos y el viaje soñado aparezca como alternativa.
Para el sociólogo y académico de la U. Central Rodrigo Larraín esto se explica porque “hoy, con la gran cantidad de productos importados, los regalos son más desechables, ya no son como esos refrigeradores de antes que eran eternos. En cambio, al regalar un viaje se entrega un recuerdo potente que quedará para siempre”, dice el académico de la U. Central.
A la chilena
Verónica Oliver, ejecutiva de cuentas de la agencia de turismo argentina Pezzati, cuenta que los mayores de 26 años optan preferentemente por este sistema y acuden a las web de las agencias para armar listas que permiten regalar partes del viaje a los novios. Por ejemplo, en un periplo a Europa y el sur de Africa existen ítemes como: “1.000 millas de vuelo” (500 dólares), “Noche de hotel en Lisboa” (US$ 100), “Desayuno Fiorentino” (US$ 30) o “Cruce a Marruecos ferry: US$ 40”. Los regalos son elegidos en la página de la misma forma que en las listas de novios tradicional.
En España la agencia L4 Viajes también usa este modelo. Santiago Letamendia, director, explica que los novios informan a sus invitados de la lista de luna de miel con una tarjeta que va adjunta al parte de matrimonio, siendo los destinos más demandados Africa, Australia y el sudeste asiático. El sitio web puede usarse desde Chile. “Si una pareja lo pide podemos armar una lista y un viaje para novios chilenos saliendo desde Santiago”, explica el ejecutivo.
Otros, sin embargo, optan por alternativas más artesanales como Nayareth Núñez (25) y Mario Umaña (26) quienes se casaron en febrero pasado. Su matrimonio fue como todos, aunque un detalle rompió la ceremoniosa convencionalidad: en medio de la fiesta una amiga de la pareja salió al frente a eso de la una de la mañana y dijo: “Bueno, llegó la hora de ponerse con la luna de miel”. Entonces uno a uno los asistentes se acercaron y fueron entregando sus aportes en dinero para el viaje que la joven pareja pretendía hacer a Salvador de Bahía. “No pedimos lista de novios, sólo plata para la luna de miel. Fue súper entretenido y muy conveniente”, dice Nayareth, quien reconoce que esta opción fue posible por la cercanía y confianza que tenía con sus invitados. Es que la entrega o depósito de dinero -también usado en Argentina- choca con la idiosincrasia nacional: los chilenos son reacios a regalar plata tan abiertamente.
Sitios web ofrecen regalar desde pasajes a una cena. Depósitos directos también se usan en Chile.
“Hemos tenido problemas con miembros mayores de nuestras familias que les resulta raro esto de darnos dinero en vez de un regalo formal. En cambio, para los jóvenes es mejor, nos dicen que les quita el problema de tener que elegir un obsequio”, cuenta la sicóloga Carolina Bravo (27) quien tras siete años de pololeo y dos de convivencia se casará en diciembre con el ingeniero Rodrigo Ossandón (28). Su fórmula: colocar en su parte de matrimonio: “Los novios recibirán un aporte para su luna de miel en la cuenta corriente Nº…”, dice Carolina, quien pretende viajar con su marido a Europa o México. “Los jóvenes son más prácticos, mientras que los adultos interpretan regalar plata como no conocer a las personas o considerarlas de un estrato social inferior. Lo ven como un desaire, como falta de dedicación”, explica el sociólogo de la U. Central. Pero los “Y” -pragmáticos por definición- no lo ven así, sino como una opción de realizar el gran viaje que no podrán hacer cuando lleguen los hijos.
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