Mujeres en la política: ¿sólo colorete?

Por BBC Mundo

Con su elección el pasado domingo, Dilma Rousseff se convierte en la primera mujer en alcanzar la presidencia de Brasil, pero en América Latina esta realidad no es del todo nueva.

En Argentina, Chile, Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Panamá las mujeres ya ha ocupado la silla presidencial.

BBC Mundo le preguntó a nuestros lectores si estos ejemplos demuestran que cada vez hay una presencia femenina más sólida en el terreno de la política.

Y el debate tuvo todos los ingredientes.

Dones femeninos

Natalia, de Colombia, reconoce que la mujer en el ámbito latinoamericano ha ganado su espacio en la política. Sin embargo, para ella se trata de “una salida a una serie de infortunios con presidentes hombres”.

En nuestras sociedades sigue subyaciendo un contrato social machista y patriarcal, así que el camino es largo, con avances y retrocesos, logros y desafíos. María Alejandra, Valencia, España

Gabriela, de México, coincide en que una mujer gobernadora puede hallar soluciones a problemáticas sociales y de relaciones internacionales que no han logrado los hombres.

“No creo que una mujer sea mejor o peor que un hombre, simplemente creo el sentido de responsabilidad lo percibimos diferente”.

Y Rachell Gamero de Honduras, por su parte, destaca que las mujeres “tenemos el don de mando, no somos corruptas, mucho menos vendidas, y pensamos en el pueblo porque sabemos lo que pasa cada mujer que está en su casa”.

Rachel aspira a que su país, Honduras, muy pronto sea manejado por una mujer.

Pero María Alejandra, de Valencia, España, recuerda que es un camino de espinas.

“Si bien es cierto que hay más visibilidad femenina en la arena política, el camino hacia la igualdad de participación política entre hombres y mujeres es muy lento aunque progresivo en algunos países. En nuestras sociedades sigue subyaciendo un contrato social machista y patriarcal, así que el camino es largo, con avances y retrocesos, logros y desafíos”, agrega.

Muchos lectores de BBC Mundo coinciden con que el mero hecho de analizar el rol de la mujer en la política y diferenciarlo del papel masculino, es un acto sexista.

José Luis Meneses, de Venezuela, destaca la responsabilidad de los medios de comunicación en esta diferenciación: “Considero que los medios son machistas al tratar este tema como si de un extraterrestre se hablara”.

Para este lector, igual que para Francisco Flores Alajuela, de Costa Rica, mujeres y hombres tienen las mismas capacidades intelectuales para desempeñar cualquier cargo.

“Los pueblos merecen ser gobernados por “los” y “las” mejores. Y al final, serán los resultados los que hablen, más allá de su condición de género, porque la brillantez y la estupidez están repartidos en partes iguales”, apunta Francisco.

Que el sexo no determina una mejor o peor gestión es también la opinión de Saquiri, desde Miami, EE.UU.

“El machismo no es más que un atraso cultural, un atavismo. Bueno por Brasil, Chile y Argentina!!!”, dice Saquiri.

Y Ana Gómez del Castillo, de México, sueña con un futuro en que la elección de una mujer no sea algo extraño, sino más bien cotidiano.

“Eso sí sería un verdadero avance, que ya no sea algo extraño que la mujer logre conquistar posiciones donde pueda desplegar todos sus conocimientos y ser visto como algo común y corriente”.

A la sombra

Si bien algunas de las mujeres presidentas del continente llegaron a conducir el destino de sus países tras la muerte de sus esposos, otras -como el caso de Rousseff- conquistaron el poder en las urnas.

Pero hay lectores de BBC Mundo que consideran que estos son casos concretos y que no puede hablarse de una tendencia.

Elsy Bonet Fonte, de Canadá, cree que la elección de Dilma Rousseff es gracias a que se encontraba en el momento justo y a la sombra de un “buen” político saliente, como es el caso de Lula. “Hay otros casos en el que el candidato de la oposición no era del agrado del pueblo, siendo una mujer su otra opción”, agrega Elsy.

Alejandro, de San Pablo, Brasil, coincide en que la mayoría de los votos de Dilma Rousseff fueron de los admiradores de Lula, el actual presidente.

“En varios países las personas votan por mujeres que tenían en las espaldas figuras masculinas. Fue lo que ocurrió con Eva Perón, Cristina Fernández y Dilma. Las personas votaron en la imagen de Lula, no en Dilma”, asegura Alejandro.

“Laura Chinchilla es machista y conservadora. No siento que el hecho de que la región elija presidentas signifique un cambio de pensamiento; es solamente un cambio de imagen. Rodrigo V. Costa Rica

Sin embargo, no todas las mujeres apoyan que, las de su género, son las más apropiadas para el alto puesto.

“En lo personal, a pesar de ser mujer, prefiero a un hombre al frente de un país, porque es más fácil que un pobre se acerque a saludar a un jefe de Estado y recibir hasta un abrazo. Tuve una triste y dolorosa experiencia con la ex-mandataria chilena el día 18 de abril de 2007, en una visita que hizo a Caracas y no aceptó que la saludara”, relata Matilde Parra, de Caracas, Venezuela.

Y desde Costa Rica, donde gobierna Laura Chinchilla, el lector Rodrigo V. afirma que “es machista y conservadora. No siento que el hecho de que la región elija presidentas signifique un cambio de pensamiento; es solamente un cambio de imagen”.

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