Diversos estudios han demostrado que haciendo la misma actividad física que antes, las mujeres en edad de menopausia queman menos energía y comiendo lo mismo que antes, engordan más. El tema fue discutido en el reciente congreso de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología (SOCHOG) y en Biut te contamos por qué se poducen este tipo de cambios.
Las estadísticas lo demuestran. Según la última Encuesta Nacional de Salud del MINSAL un tercio de las mujeres chilenas son obesas, es decir, posee un Índice de Masa Corporal mayor a 30. Y entre los 45 y 64 años de edad, esta cifra se eleva casi al 50%. Un dato no menor, pues -más allá del tema estético- la obesidad favorece la aparición de una serie de patologías, entre ellas las cardiovasculares, la insulino-resistencia, la diabetes tipo II, la hipertensión arterial, colesterol alto y alteraciones lipídicas.
Junto con los kilos extra, la Encuesta Nacional de Salud mostró que el 80% de las mujeres de este segmento etáreo (45 a 64 años) posee obesidad central (abdominal), un pésimo antecedente para las enfermedades coronarias, como los accidentes cerebro-vasculares. ¿Son los cambios hormonales asociados a la menopausia responsables de este incremento de peso? ¿O es simplemente un asunto propio de edad? “Hay estudios transversales con resultados contradictorios, sin embargo hay otros estudios longitudinales que han dado luces a este respecto”, responde la doctora Paulina Villaseca, gineco-obstetra de Red Salud UC, especialista en endocrinología ginecológica, quien presentó este tema durante el reciente Congreso de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología (SOCHOG).
Mayor obesidad y menor gasto energético
La Dra. Villaseca argumentó, basándose en un estudio, la comparación por seis años a 35 mujeres pre-menopáusicas de entre 44 y 48 años, sanas y sedentarias. De ellas, 18 entraron en la menopausia durante el seguimiento, sin ser tratadas con terapia hormonal, y 17 persistieron en la pre-menopausia. “Las mujeres que entraron a la menopausia durante el seguimiento tuvieron un significativo aumento del porcentaje de grasa corporal y abdominal, lo que se corroboró con el aumento del índice de cintura cadera, que fue bastante superior en las mujeres que evolucionaron hacia la menopausia, a diferencia del grupo que en este seguimiento se mantuvo en la etapa pre-menopáusica”, precisa la doctora Villaseca. La profesional añade que “estos hallazgos han sido avalados por otros estudios”.
Las mujeres que entraron en la menopausia durante el estudio tenían un gasto energético basal menor, es decir, quemaban menos energía y aumentaban la grasa. En otras palabras, haciendo la misma actividad física que antes, quemaron menos energía y comiendo lo mismo que antes, engordaron más.
Simultáneamente, estas mujeres fueron perdiendo masa muscular, la que disminuyó en 2,5 kilos durante los seis años del estudio. “Ello explicaría el menor gasto calórico”, indica la ginecóloga de Red Salud UC. De acuerdo a estos resultados, es posible concluir que, efectivamente, los cambios hormonales propios de la menopausia (deficiencia de estrógenos) favorecen la obesidad, sobre todo la abdominal, disminuyen la masa muscular y el gasto energético, favoreciendo un aumento de las enfermedades cardiovasculares.
Pero atención, porque este estudio observó también que, con el paso de los años, las mujeres disminuían su actividad física voluntaria y aumentaban su ingesta calórica. “Todo estos factores predisponen a la obesidad si no hay cambios en el estilo de vida de la mujer desde antes que ocurra la menopausia”, advierte esta especialista.
La geografía sí influye
Otro factor que incide en el aumento de peso es el étnico o geográfico. “Los países de Latinoamérica tenemos mucha más obesidad y aumento de la grasa metabólicamente activa en la zona abdominal, y esto tiene algo de historia evolucionaria. Y es que en todos los lugares donde hubo escasez alimentaria, las personas tuvieron que desarrollar mecanismos que les permitieran resistir las hambrunas y el ayuno, con un metabolismo ávido. El detalle es que hemos cambiado nuestro acceso a los alimentos, pero seguimos comiendo como si estuviéramos en periodos de hambre”.
Claves: alimentación sana y ejercicio físico
Para contrarrestar esta tendencia a la obesidad, especialmente peligrosa al llegar la menopausia, la doctora Villaseca insiste en que es vital cambiar los hábitos alimentarios e incorporar la actividad física como una rutina de vida.
Junto con ello, algunas mujeres -siempre bajo indicación médica- pueden verse beneficiadas con el uso de terapias hormonales de reemplazo, que contrarrestan los cambios metabólicos producidos por la menopausia.
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