Tener predisposición genética a la obesidad no es sinónimo de estar condenado a ella. Así lo demostró un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, que siguió durante dos años a 7.700 mujeres adultas que participaron en el Estudio de Salud de las Enfermeras y más de 4.500 hombres que lo hicieron en el Health Professionals Follow-up Study. A cada uno de ellos se les registró el índice de masa corporal, la actividad física que realizaban, el tiempo que pasaban viendo televisión, y se les practicó un examen genético para medir su predisposición a la obesidad basados en 32 variantes genéticas que se sabe están relacionadas con el aumento de peso.
Los resultados de la investigación, presentados ayer durante el informe anual de la Asociación Americana del Corazón, en EE.UU., demostró que las personas que pasan al menos cuatro horas sentadas frente al televisor aumentan en un 50% su tendencia genética a la obesidad. Por el contrario, aquellos que logran caminar al menos una hora diaria, a un paso ligero, reducían a la mitad aquellas variantes genéticas que los predisponían a la gordura. “Mayor tiempo libre dedicado a la actividad física atenúa la predisposición genética al aumento del IMC (índice de masa corporal), mientras que el estilo de vida sedentario -indicado por ver la televisión en forma prolongada- acentúa los efectos genéticos sobre el índice de masa corporal”, concluyó el autor principal de la investigación, doctor Qibin Qi.
Los científicos plantean que, incluso, tener una mayor actividad física y reducción del sedentarismo, dejar de ver televisión especialmente, se convierten en un factor independiente que puede mitigar la predisposición genética al aumento del índice de masa corporal. “Estudios anteriores han analizado cómo la actividad física afecta la predisposición genética. Este es el primer estudio que mira directamente el efecto de la conducta sedentaria de ver la televisión en el índice de masa corporal (IMC) de los individuos con una predisposición genética a la obesidad”, dijo Qi.
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