Viajar solas es una opción cada vez más considerara por las mujeres, pues no queremos depender de nuestras parejas o de tener alguna amiga disponible que nos acompañe en las vacaciones. Pero a veces, no podemos depender de los demás para tomar nuestras propias decisiones, en especial a la hora de tomar un descanso.
Según un reportaje de Smoda las agencias de viajes Abercrombie & Kent o Grand Circle Corp., afirman que un sondeo realizado hace pocos meses dio como resultado que el 70% de su clientela es femenina. Ellas ya no sólo las que organizan las vacaciones familiares, sino que también viajan solas. Además, en los últimos años, las mujeres han aumentado en un 53% sus viajes, una cifra importante que revela que nos estamos dando esos espacios y que además nuestra integración al mundo laboral permite independencia económica y viajar por asuntos de trabajo.
Conoce aquí la historia de estas mujeres chilenas que han decidido agarrar sus maletas y recorrer el mundo.
María José Henríquez-Italia y España
Luego que una amiga la invitara a su matrimonio en Murcia, María José (31) no dudó a la hora de armar sus maletas y partir a Europa. “Viaje sola dos semana y me encantó la experiencia. Hay veces que dan ganas de compartir lo que uno ve con alguien más, pero teniendo Whatsapp, Facebook o Twitter estás conectada igual con tu gente. Además sirve para confiar en los conocimientos que puedes tener de otros idiomas porque estás obligada a arreglártelas por tu cuenta”.
Antes de ir al matrimonio de su amiga, María José paseó por Roma, Florencia, Venecia, Milán, Turín y Barcelona. “Recorriendo las ciudades y al tomar tours, conocí a harta gente. Recomiendo la experiencia, eso sí, hay que tener en cuenta que sale bastante más caro que ir con más personas. Mi recomendación es hacer las reservas con tiempo. Yo me quedé en hoteles bien buenos, céntricos, y como hice las reservas con hartos meses de anticipación, conseguí muy buenas tarifas. Otra cosa es tratar de llevar itinerarios o panoramas más o menos armados, yo hice calzar mi estadía en Milán con dos conciertos, el de Fun y The Killers“.
Karina Canales – Estados Unidos
Karina (27) viajó a Nueva York y Boston aprovechando que tenía millas acumuladas. También quería 
visitar universidades, porque está evaluando postular a un MBA allá. “En el tren de Boston a Philadelphia conocí a Nhung, una chica de Vietnam que vive en USA y estaba yendo a visitar a su novio en Washington. Se sentó a mi lado, comenzamos a hablar durante todo el viaje y yo estaba fascinada porque me contaba sobre la cultura en su país, ella ama la literatura y también me narraba sus libros favoritos. Yo a la vez le conté de mis planes de hacer un MBA y así terminamos hablando de nuestros sueños. Hasta el día de hoy mantengo contacto con ella y me da ánimos para que postule”.
Karina trabaja en marketing en un banco y durante su viaje conoció en diferentes lugares a personas que trabajan en lo mismo, convirtiéndose en una experiencia muy gratificante. “Por casualidad me enteré que ese mismo día Michael Porter tendría una charla en Harvard ¡Así que pasé de no tener planes a estar conversando con Michael Porter!”. Para Karina fue muy positivo no tener que depender de las ganas de otras personas para planear sus actividades, por lo que comenta que “viajar sola te da la libertad de dejar que todo fluya. Sin planearlo, en un mismo día fui a un concierto de música clásica con reconocidos artistas de talla mundial, gratis, y más tarde estaba en una fiesta electrónica con una DJ muy bueno en una fábrica abandonada”.
Anita Zúñiga, la independiente
Anita (32) ya lleva varios destinos a los que ha viajado sola: Córdoba por Cosquín Rock, Montevideo por un evento de
moda, San Diego por la Comic-Con e Isla de Pascua, por placer. Ahora está esperando viajar a un nuevo destino: Nueva York.
“Mi preferencia de viajar sola es porque siempre he pensado que cuando uno se va de vacaciones es para desconectarse, levantarse tarde si lo estimas, o caminar toda una jornada si es que así lo quieres y no regirte por horarios, gustos, entre otras cosas”, comenta.
De estos viajes el más extenso fue el primero a Córdoba “Estuve un mes, y esencialmente fue a días de haber finalizado una importante relación amorosa. Ese quiebre me hizo tomar la decisión y viajar por primera vez sin mayor planificación. Además me enteré que una de mis bandas favoritas Die Totem Housen iba a tocar en un festival de música que duraba varios días. Conocí a personas de varias nacionalidades ahí y hasta el día de hoy tengo contacto con ellos vía e-mail, Facebook y cartas”.
Además cuenta de la elección de viajar sola que “es gratificante, con cada viaje sola experimentas un crecimiento emocional, no te imaginas lo intenso que es aprender a estar consigo mismo, replantearse, vivir el momento y el día a día, como un nuevo desafío de aprender a disfrutar y valorar lo que uno tiene”.
Macarena Uriarte – Barcelona
Macarena viajó a Barcelona durante unas vacaciones de invierno por 10 días. La primera persona que conoció fue 
quien dormía arriba de ella en el camarote, un austriaco que practicaba su español hablando con ella. “Fue mi primer amigo, él también andaba solo pero no coincidimos en salir porque él ya llevaba unos días allá y yo recién empezaba a turistear”.
“Una vez caminando por La Rambla vi a un señor con una camiseta de la selección chilena. Me acerqué y le pregunté si era chileno y sí, era de Valparaíso y vivía hace unos 4 años allá. Andaba con su familia, su hija tenía mi edad y estudiaba turismo. Al día siguiente me pasó a buscar al hostal y fuimos al Parque Güel, Sagrada Familia y Tibidabo. Yo lo estaba pasando genial, pero mi mamá en Chile casi se murió cuando le dije que saldría con unos chilenos que había conocido en la calle, yo creo que me imaginó secuestrada y teniendo que pagar el rescate jajaja”.
También califica este viaje como una excelente experiencia y estaría dispuesta a hacerlo de nuevo. “Aprendes a pasarlo bien sola. Organizas y disfrutas a tu tiempo, a veces me quedaba horas recorriendo un lugar o caminando entre las calles y nadie me apuraba. Estás obligada a hablar con gente, aunque sea para pedir que te saquen una foto o preguntar alguna referencia. El viaje sirvió mucho para darme cuenta de que puedo depender completamente de mi, fue mi espacio y me gustó mucho la experiencia para crecer, hacerme más responsable y conocerme mejor también”.
Francisca Barraza – Chiloé
Saliendo de cuarto media la ahora estudiante de cine estaba con unas amigas en Pucón cuando se 
sintió “fuera de lugar”, agarró sus cosas y partió a Chiloé.
“Fui a Castro y Ancud. Yo tenía una profe de filosofía que una vez me dijo que había un lugar increíble en Chiloé llamado Tenaún. Es una pueblo que está a dos horas de Castro en un camino de tierra bien malo, entre cerros. “Es un pueblo de unas 20 casas, un restaurant y un almacén. Ahí me quede con Dalva, una señora que me entregó mucho amor, me trató como una hija. Salíamos a mariscar a las cinco de la mañana con su esposo y ella cosechaba su huerto e intercambiaba su cosecha con vecinos que tenían otras cosas. Me iba a quedar supuestamente dos días, me terminé quedando cinco. Fue increíble, es un lugar perdido en la nada en donde los ritmos y la concepción de espacio tiempo con la que vive esa gente es muy alejada de la que vivimos nosotros”, comenta Francisca (23).
“Fue un proceso de aprendizaje importante, en mi caso hasta maduré. La importancia de viajar sola radica en la capacidad de conectarse con uno misma, por lo general hay demasiados estímulos que no nos permiten hacerlo, viajar sola te hace entender esos procesos, por todos lados fue una experiencia muy enriquecedora, además fue cuando iba a entrar a la universidad, había que elegir una carrera y yo aún no entendía mucho que hacer con mi vida”.
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