Crítica de cine: Estrenos de esta semana

Por Biut y Agencias

Caos calmo

(Crítica por Daniel Villalobos)

Pietro, un exitoso ejecutivo de una importante empresa, pierde a su mujer en un accidente. Viudo y desorientado, su desconexión del mundo es tan grande que termina encallando en el parque a la salida del colegio de su hija.

Mientras los días pasan y sus compañeros de trabajo intentan despertar su interés por una inminente fusión multinacional, Pietro mata el tiempo espiando a los visitantes del parque y haciendo inútiles listas mentales.

Caos calmo es una película fría, pero no exenta de un extraño humor. Moretti, que la protagoniza y co-escribe, hace 10 años dirigió la formidable La habitación del hijo, otra historia de duelos vividos en silencio, que parece una pariente lejana de esta fábula sobre la pausa.

Pietro no quiere nada. Ni volver al mundo ni llorar ni rearmar su vida. Su opción -cercana al Bartleby de Melville- no es esperar, sino crear en su cabeza la ilusión de un perpetuo presente. La película no es perfecta y mucho del subargumento laboral suena falso y cliché. Pero la interacción de Moretti con el resto del elenco y ese parque es una artesanía minimalista que vale la pena admirar con atención.

Caos Calmo
Director: Antonello Grimaldi
Actores: Nanni Moretti, Valeria Golino.
108 minutos.
Drama, Italia, 2008.
Mayores de 14 años.

Cosa voglio di Piú

(Crítica por Daniel Villalobos)
Anna es una contadora que vive una existencia tranquila y burguesa, en la Milán actual, junto a su esposo. Hasta que conoce a Domenico, un hombre casado y padre de familia. Con él inicia un romance clandestino, marcado por la torpeza y el secreto.

Lo mejor de este sencillo, pero sólido drama italiano es su ausencia de excusas y sicologías baratas. Las vidas de estos infieles no son infernales ni opresivas y sus parejas son razonables, cariñosas, protectoras.
No hay motivo para que ambos arriesguen lo que tienen, excepto la atracción sexual pura y simple. Ayer, los dos vivían en universos distintos. Hoy no pueden quitarse las manos de encima.

Los actores y el director Soldini (Pan y Tulipanes) dan vida y energía a una anécdota vieja como el mundo. Las escapadas, los telefonazos, las discusiones, todo luce real y cotidiano. Además, luego del glamour plástico de los típicos thrillers de infidelidad hollywoodense, no deja de refrescar este affaire donde el dinero escasea y donde Domenico revela con una sola pregunta (“¿Y mis documentos?”) que nunca antes ha visitado un motel y que esta puede ser la gran aventura de su vida.

Cosa Voglio di Piú
Director: Silvio Soldini
Actores: Alba Rohrwacher, Giuseppe Battiston.
126 minutos.
Drama. Italia, 2010.
Mayores de 14.

Winnie the pooh

(Crítica por Pablo Marín)

Mientras el “público familiar” es bombardeado con propuestas 3D que rara vez disfrazan lo inocultable, regresa Winnie the Pooh a las salas chilenas. El trazo simple, el humor sencillo y el espíritu mamón del osito y sus amigos del bosque de los cien acres reaparecen tras títulos como La película de Tigger y Winnie the Pooh y el pequeño efelante. En esta ocasión, la premisa es tan básica como siempre: Igor, el burro triste, ha perdido su cola y nadie consigue encontrarla. Para peor, Christopher, el único niño en esta historia, desapareció y las criaturas del bosque piensan que ha sido raptado por un monstruo. La transparencia y candidez de la propuesta se anteponen a cualquier cinismo o apetito pop. Por esta razón, la película parece hablarles a los menores de siete años y espantar a los preadolescentes. Más allá de ese punto, sin embargo, cabe aquilatar los gestos estéticos (ojo con los fondos pintados “a la antigua” y con las variedades de rojo que no se ven ya en la pantalla grande), así como la sincera familiaridad de las historias. Todo eso, para permitirnos tener a Winnie y a sus amigos en un lugar de nuestras preferencias. Y para creer que habrá niños que harán lo propio en sus corazones.

Winnie the Pooh
Dirección: Stephen J. Anderson y Don Hall.
69 minutos.
Animación. EE.UU., 2011.
Todo espectador.

Los pinguinos de papá

(Crítica por Alejandro Alaluf)
¿Sigue siendo Jim Carrey el mejor actor cómico norteamericano? Quizás lo sea en su generación. Pero su momento de gloria en los 90, con cintas  como Ace Ventura: detective de mascotas, La máscara o The Truman show, ya pasó. En vez, Carrey se ha encasillado en cintas  familiares o derechamente infantiles. Y Los pingüinos de papá no es la excepción.

Carrey es Tom Popper, un ladino corredor de propiedades divorciado, que recibe de su padre fallecido una curiosa herencia: una caja con media docena de pingüinos. Pingüinos traviesos, claro está. De a poco comienza a encariñarse con las aves, especialmente cuando sus hijos lo van a ver. Pero su “nuevo estilo de vida”, con su lujoso loft transformado en el polo norte, comienza a pasarle la cuenta. Y por cierto, también tenemos a un villano, a un cuidador del zoológico (Clark Gregg) con un gusto especial por los animales exóticos.

La película es pura fórmula, pero funciona. Hay humor blanco, Carrey está a sus anchas, los pingüinos son simpáticos y la película tiene un buen reparto que incluye a Angela Lansbury (la legendaria Reportera del Crimen). O sea, entretención familiar sin mayores pretensiones. Y sería.

Los Pingüinos de Papá
Dirección: Mark Waters.
Con: Jim Carrey, Carla Gugino, Angela Lansbury, Clark Gregg. 
95 minutos.
Comedia.  EE.UU., 2011. 
Todo espectador.

Culpable o inocente

(Crítica por René Martín)

¿Quién dijo que Matthew McConaughey no podía hacer una película más o menos decente? Quizás sea su interminable lista de despropósitos lo que más a favor juega en Culpable o inocente. Es que nadie que respeta el buen cine se acerca a un título suyo esperando una gran película. Nadie. De hecho, Culpable o inocente no es una gran película y hasta da miedo pensar en McConaughey como abogado, en especial después de haber visto Tiempo de matar. Sin embargo, aunque sea difícil de tragar, Culpable o inocente funciona.

McConaughey interpreta a Mick Haller, un abogado que tiene por oficina un sedán Lincoln de lujo, desde el cual realiza todos sus negocios, casi siempre relacionados con contrabandistas de poca monta, prostitutas y todo aquel fuera de le ley que no sea demasiado malo. Sus tácticas van de la mano con el resquicio legal para lograr acuerdos con la fiscalía y rebajar penas para sus representados. Haller no es un tipo con muchos escrúpulos. Todo cambia cuando aparece Louis Roulet (Ryan Phillippe), un hijo de millonario acusado de golpear brutalmente a una prostituta. ¿Qué hace que un tipo como Roulet, que podría contratar a Alan Dershowitz, el defensor de Claus von Bülow, se decida a ser representado por un picapleitos como Haller? La respuesta llega pronto, así como los escrúpulos y las buenas intenciones tantos años perdidas en Haller.

Culpable o inocente es pariente lejana de la notable El veredicto, la entretenida Cuestión de honor y la olvidable Crimen perfecto, películas en las que los abogados van por mal camino, pero el caso que les llega los empuja a una cierta redención. Basada en un libro de Michael Connelly, de quien ya se había adaptado Deuda de sangre, dirigida por Clint Eastwood, la historia funciona como lo que es, un best seller que acciona los mecanismos de la emoción con efectividad. Pero también funciona por el impresionante grupo de buenos actores secundarios que rodea a la “estrella”. Marisa Tomei demuestra una vez más su vigencia en su rol de ex esposa de Haller y fiscal del estado.

Phillippe sabe manejarse en un papel que recuerda a Edward Norton en La raíz del miedo y hasta Michael Paré (¿alguien lo recuerda?) está bien en sus cuatro minutos de pantalla interpretando a un policía que odia a Haller. Y la lista sigue con Michael Peña, Josh Lucas, John Leguizamo y el gran William H. Macy como investigador privado y leal amigo de Haller. Si bien la historia tiene poco de original y una vuelta de tuerca de más sobre el final -además de una estética algo sobrecargada y un trabajo de cámara bipolar, muy tranquilo a veces, muy clipero después, sin justificación aparente-, Culpable o inocente encuentra un camino de dignidad no sólo para su protagonista, sino también como realización. A veces, la puesta en escena también logra sorprender con su caudal de referencias, guiños y homenajes a cuanta película de abogados se haya hecho.

Culpable o inocente
Dirección: Brad Furman.
Con Matthew McConaughey, Marisa Tomei, William H. Macy, Ryan Phillippe.
118 minutos
Suspenso-Drama.
Estados Unidos, 2011.
Mayores de 14 años.

 

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