Los problemas a las articulaciones son asociados al paso del tiempo, lo que algunos llaman “oxidación del cuerpo”, pero cuando se trata de artritis, esto va más allá de un dolor producto del envejecimiento.
Francisco Radrigán, presidente de la Sociedad Chilena de Reumatología explica que la artritis es una inflamación de una articulación, cuya versión más común es la de tipo reumatoide, que afecta a muchísimas articulaciones en todo el cuerpo. En Chile afecta a más de cien mil pacientes, a razón de siete a uno entre mujeres y hombres.
“Tiene la particularidad de que lentamente va destruyendo las articulaciones y las va deformando, produciendo invalidez en forma progresiva”, señala Radrigán. Aclara que no ataca a mayores, sino que opera en una rango entre los 30 y 50 años principalmente, e incluso a menores. “No son enfermedades de viejos, son enfermedades de personas completamente activas”, precisa.
Bien lo sabe Ruth Atenas (41), quien sufre de este mal desde los 18 años. “Fue difícil aceptarla porque era conocida más como una enfermedad para adulto mayor”, confiesa. De la fatiga y el cansancio, Ruth repentinamente no se podía levantar de la cama por la hinchazón en sus articulaciones, que la dejó sin caminar por siete meses en los que ningún médico acertaba el diagnóstico.
Los avances en la ciencia aún no permiten descubrir el origen de la enfermedad, ni por qué ataca principalmente a mujeres. El especialista sólo acota que obedece a “fenómenos que se conocen como autoinmunes, en los cuales nuestras propias defensas nos atacan a nosotros mismos”. Acciones tan cotidianas como empuñar la mano o flectar la rodilla se vuelven movimientos imposibles y sumamente dolorosos. El desgaste puede conducir desde el uso de muletas hasta una silla de ruedas para desplazarse, cuenta Atenas.
700 mil pesos mensuales cuesta el tratamiento biológico contra la artritis. Volar Chile pretende que el AUGE también lo cubra.
Con tal limitación física, el embarazo es un dilema. “Por un motivo que se desconoce, la artritis desaparece, pero en el post parto brota violentamente”, explica Radrigán.
Ruth se embarazó a los 27 años, luego de casi una década de tratamiento combatiendo su artritis reumatoide con medicamentos, los que debió bajar para lograr quedar encinta. Durante los nueve meses permaneció sin dolores ni hinchazón, pero una vez que su bebé nació, la enfermedad rebrotó con potencia. “Ni siquiera lo pude tomar recién nacido, no lo podía cargar, mudar o vestir. No podía hacer nada pues me vino una crisis muy severa y mis manos estaban muy hinchadas”, relata. El agresivo regreso de la patología es lo que llevó a Ruth a decidir no tener más hijos, tras soportar los dolores para volver a embarazarse sin conseguirlo.
Por el temor su carácter degenerativo, muchas mujeres con artritis renuncian a la maternidad. Su capacidad laboral también se reduce, pues con las crisis y dolores, muchas veces se ven obligados a reposar en cama por semanas.
Ruth confiesa que durante el año tiene cuatro crisis muy fuertes que duran entre una semana a un mes, “entonces es imposible trabajar con el dolor en las articulaciones que uno sufre. Los empresarios no aceptan gente en estas condiciones, que estén presentando licencias, por lo cual uno resulta ser una carga más que aportar al trabajo”. Por lo mismo es que algunos enfermos de artritis reumatoide reciben pensión por invalidez.
Atenas, como presidenta de la Corporación Pro Ayuda al Enfermo Reumático “Volar Chile”, conformada por pacientes de hospitales públicos, busca enseñar sobre la enfermedad y lograr que el plan AUGE cubra el tratamiento biológico, mucho más eficaz que el tradicional, y mucho más caro.
Porqué biológicos
- Los medicamentos biológicos actúan directamente en el lugar de la inflamación, son más eficientes, dejan la enfermedad en un punto muy bajo y controlado, a diferencia de los tratamientos tradicionales que no detienen el avance de la patología y que no son efectivos en todos los pacientes.
- En Chile, 5000 pacientes no responden a los medicamentos tradicionales, por lo que en 2009 el Minsal realizó un plan piloto donde recibieron medicamentos biólogicos. Ruth los recibió. “Algunas articulaciones de los dedos muy deformadas con el medicamento volvieron a la normalidad. Se iba el dolor y se me olvidaba que estaba enferma y eso nunca me había pasado, pues constantemente es eso lo que te recuerda que estás enfermo”, señala. Pero el plan no continuó pesar de las promesas, por lo que Volar Chile, junto a Radrigán, asistieron ayer a la Cámara de Diputados a una audiencia con su presidenta, Alejandra Sepúlveda, para sensibilizar a las diputadas sobre la enfermedad y la urgencia del proyecto.
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