La visión es uno de los órganos más afectados por el abuso de las bebidas alcohólicas, y a pocas semanas de estrenada la ley de tolerancia cero al manejo con trago, ahondamos en las consecuencias que se producen sobre la visión al tomar unas copitas demás.
Según explica Julián García, Oftalmólogo de Puerta del Sol, el alcohol afecta significativamente el sistema nervioso propiciando la relajación muscular que altera el control de los movimientos oculares produciendo visión borrosa y que sumada a la falta de cálculo (dismetría), temblor, pérdida del equilibrio, impide realizar actividades de precisión como conducir un automóvil o subir o bajar escaleras, buses e incluso cruzar una calle.
CAMBIOS INTERNOS
Un vaso de vino o cerveza lleva a una concentración de 0.2 gramos a 0.4 gramos alcohol/litro de sangre y la persona ya se encuentra bajo los efectos del alcohol. En este estado, de acuerdo a la especialista de Puerta del Sol, se podrían observar los siguientes trastornos:
Dificultad para percibir el color rojo.
Especialmente riesgoso al ver las luces de frenado, semáforos y señalizaciones de obras.
Dificultad para acomodar la vista.
Por ejemplo a la luz, a la oscuridad y a los cambios de luz (autopistas, cruces, túneles)
Apreciación equivocada e inexacta de las distancias.
Sobretodo se da al enfrentar adelantamientos, entradas a curvas y al no respetar distancias de seguridad. Disminución del campo visual. La visión normal del ojo humano disminuye, quedando reducido el ángulo del campo visual, por lo que se pierden los estímulos que están en los laterales, como los cruces.
Aumento del tiempo de reacción.
Aumenta la distancia recorrida desde que el conductor percibe la señal hasta que actúa sobre los mandos del vehículo. Al frenar ante un peligro, si se ha bebido, se recorre un 10% más de distancia: esos metros pueden ser mortales.
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