Evitar la exposición prolongada al sol y realizar un autoexamen rutinariamente son dos medidas muy importantes para prevenir su desarrollo.
Una persona puede tener usualmente entre diez y cuarenta lunares en su cuerpo y aunque a simple vista parezcan inofensivos, algunos pueden llegar a ser muy peligrosos cuando su composición es de carácter maligno. Los hay de distintos tamaños, colores y formas y técnicamente, representan una agrupación de células pigmentadas en su gran mayoría benignas, que a su vez tienen la capacidad de provocar el temido cáncer de piel llamado melanoma maligno que puede ser muy agresivo y potencialmente mortal.
Para ayudar a descubrir sus cambios y reconocer si estos pueden convertirse en riesgosos para la salud, el coordinador de dermatología de Clínica Vespucio Dr. Cristián González, entregó útiles datos para detectar a tiempo su capacidad dañina y con ello evitar la generación de un cáncer.
En primer lugar, el especialista señala que, para saber a qué tipo de lunares prestar mayor atención, es aconsejable seguir la regla del ABCDE, considerando de especial cuidado: A, lunares asimétricos; B, lunares de bordes irregulares; C, lunares de color disparejo con zonas café muy oscuras o negruzcas; D, lunares de un diámetro mayor a 6 milímetros y E, de evolución, lunares que en el último tiempo, hayan crecido, cambiado su forma o color, que generen picazón, dolor, sangramiento o ulceración. Ante cualquiera de estas situaciones es recomendable visitar al dermatólogo para una evaluación más detallada de la lesión pigmentada sospechosa, ya sea con lupa o dermatoscopía manual o digital.
Una de las recomendaciones más sencillas que se pueden adoptar es el autoexamen. “Esto debe hacerse en un momento de calma para fijarse detalladamente si ha habido cambios en los lunares o han aparecido otros. Es necesario que en el lugar haya una buena iluminación”, comenta. Con el fin de llevar un control de los lunares, la idea es revisarlos de manera frecuente, y para explicarlo, el dermatólogo de Clínica Vespucio aconseja:
- Mirar su cuerpo por delante y por la espalda frente a un espejo, revisar los costados levantando los brazos.
- Observar por debajo de los brazos, antebrazos, manos y palmas.
- Examinar detrás de las piernas y pies, fíjarse en las plantas y entre los dedos.
- Separando el cabello, buscar detrás del cuello con un espejo de mano. Mirar sus orejas.
- Con el espejo de mano investigar su espalda y nalgas.
En caso de presentarse alteraciones o la aparición de algún lunar que pueda generar sospecha éste “se extirpa quirúrgicamente y es enviado a biopsia para análisis anatomopatológico. El tratamiento a seguir dependerá del resultado del examen.
En el caso de un melanoma maligno es muy importante un diagnóstico precoz, si el tumor es operado en etapa temprana o in situ el pronóstico del paciente es muy bueno. Por el contrario, si el melanoma ya está en una etapa de invasión más profunda de la piel, con metástasis loco regionales o a distancia, el pronóstico en muy sombrío, en ocasiones mortal, convirtiéndose en una condición de salud catastrófica para el paciente y su familia”, argumenta.
Sobre quienes corren más riesgo de padecer cáncer de piel, el dermatólogo explica que “aquellos que están más expuestos al sol sin usar bloqueador solar, quienes ya hayan sufrido un melanoma maligno, los que tienen familiares cercanos que han padecido melanoma y las personas de ojos claros y piel blanca son más susceptibles a la enfermedad”.
No excederse tomando sol, ya sea usando en forma correcta un buen protector solar o sorteándolo en aquellas horas del día en las que está más fuerte, son las mejores formas de prevenir el melanoma maligno o los otros tipos de cáncer de piel, ya que este tiene directa relación con el abuso a la exposición solar. “Si bien el sol es necesario para nuestro cuerpo, hay que evitar exponerse en exceso, con especial cautela ante las quemaduras solares severas (insolaciones), quedando totalmente prohibido el uso del solarium”, afirma.
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