Nos puede dar un poco de miedo aplicar autobronceante en un lugar con tanta exposición como es la cara, pero también es cierto que es un método más sano para prevenir los peligros que conlleva la exposición solar, y que puede quedar súper natural, si se aprende a aplicar como corresponde.
Existe una serie de tips y consejos que podrás encontrar en todo Internet, pero lo principal es que te des tiempo para aplicar el autobronceante en el rostro, que no lo hagas con prisa, y que seas muy cuidadosa. Además, al igual que con el autobronceante para el cuerpo, es fundamental que te laves bien las manos cuando termines, si no quieres que te quede súper naranjo entre los dedos.
El producto
Cuando compres un autobronceante para tu cara, debes fijarte que no sea aceitoso, que seque rápido, que no tenga un olor muy fuerte y que no prometa un color muy distinto a tu tono natural. La idea es que el bronceado sea más gradual que atropellador.
La Tan Towels, que puedes comprar por Amazon, son una buena opción, porque además de tener estas características, funcionan como las toallitas desmaquilladoras, en forma súper pareja y fácil de aplicar.
También nos gusta la loción autobronceante para el rostro de Estee Lauder, Goddess Golden Perfection. Lo recomendamos porque es fácil de aplicar y deja la piel súper suave. Además, es ideal para personas con piel sensible, pues no te la dejará enrojecida ni irritada.
Preparando el rostro
Primero debes limpiar la zona de trabajo, o más bien tu cara. Para eso, toma tu pelo en una cola o tomate, y usa un cintillo grueso para evitar que el pelo llegue a la cara. Esto es para que, en primer lugar, no te manches por los pelos en la cara, pero además para que tu cara no quede como una máscara con los bordes más claros. Recuerden que aquí lo que buscamos es naturalidad.
Siguiendo con la preparación, debes exfoliar tu cara para quitar impurezas y células muertas, y para asegurarte que esté súper limpia al momento de aplicar el producto. Sécate muy bien para evitar manchas.
La aplicación
Aplica el producto que hayas escogido despacio y sin dejar espacios vacíos, preocupándote de aplicar especialmente en las zonas donde, naturalmente, más te broncea el sol.
Empieza aplicando con movimientos circulares en tu frente, baja por tu nariz y extiéndete hacia tus mejillas y orejas. No te olvides del cuello, los hombros y los brazos, pues la idea es que todo quede más bien uniforme.
Ahora lávate bien las manos para evitar que queden naranjas, y espera a que el producto seque. ¡Suerte!
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