Este tipo de diseño colorido que siempre nos acompaña en las vacaciones, marca tendencia hasta el día de hoy. Por eso te contamos un poco sobre la historia del improvisado comienzo que tuvieron estas prendas, que hoy se han convertido en un básico de todos los clósets.
Los más grandes descubrimientos que han marcado la historia de la humanidad han surgido de pura casualidad y esto también ocurre en el mundo de la moda. Uno de estos casos fue el del estampado tropical, que es típico de los vestidos de verano y las guayaberas, prendas infaltables en las temporadas estivales y que en este momento tanto extrañamos.
Hace unas semanas falleció Lilly Pulitzer, la mujer que hizo famoso este tipo de diseño. A continuación te mostramos cómo surgió una de las tendencias más revolucionarias de la moda casual.
Hace poco había inaugurado su local de jugos en Palm Beach para tener una entretención. Lilly Pulitzer, una socialité de los años 60, estaba muy entusiasmada con este nuevo rubro en el que probó suerte son su amiga Laura Robbins, una antigua editora de Harper’s Bazaar. Lilly estaba feliz, pero su ropa estaba sufriendo las consecuencias: siempre estaba sucia, debido a las manchas de las frutas de la cocina.
Como la imagen lo era todo para ella, la joven emprendió una cruzada para mantener el estilo, pero a la vez la funcionalidad de sus atuendos para el nuevo trabajo. De esta forma comenzó a buscar telas que disimularan las manchas de jugo y lo logró.
“Fui a una tienda de saldos, compré tela, la llevé a la costurera y lo hizo”, relató Pulitzer en una entrevista a la revista W. Los vestidos ideados por Lilly -quien no sabía coser- comenzaron a venderse en el propio stand de jugos, por sólo 22 dólares. En poco tiempo, estos modelitos se hicieron populares en Palm Beach, al igual que las fiestas que ella daba y en las que participaba descalza.
En 1961 abrió una tienda propia en Worth Avenue. Con el tiempo sus clientas y las mujeres del sector donde se encontraba su nueva pyme comenzaron a llamar a sus sencillos vestidos de algodón “lillys”.
NUNCA IMAGINO QUE SERIA DISEÑADORA
Nada hacía pensar que Lilly algún día se convertiría en uno de los íconos del vestuario casual, pues provenía de una familia acomodada del estado de Nueva York. Cuando era una veinteañera conoció a Peter Herbert Pulitzer Jr. (nieto del periodista Joseph Pulitzer, fundador de los premios del mismo nombre) en Palm Beach. En 1952, Lilly se fugó con el joven heredero, se casaron y se instalaron en la finca de los Pulitzer, entre plantaciones de cítricos.
A mediados de los 50´s una serie de ataques de ansiedad la hiceron cambiar al rumbo que hasta ese momento llevaba su vida de casada, y por eso decidió abrir una tienda. “Me volví loca. Era una insípida; la gente siempre tomaba las decisiones por mí. El médico me dijo que debía encontrar algo que hacer”, explicaba en una entrevista concedida a People en los años 80.
JACKIE KENNEDY Y SU COLABORACION EL EXITO DE LOS VESTIDOS “ALEGRES”
Lilly Pulitzer se había hecho muy popular con sus coloridos vestidos en la costa oeste de Estados Unidos. Estas sencillas prendas habían cautivado a las mujeres de la zona, pero la noticia de este nuevo “básico” ya había llegado al otro lado de este país. En 1962, Jackie Kennedy, primera dama de EEUU y compañera de colegio de Pulitzer, fue fotografiada usando un “lilly” con lunares, mientras disfrutaba de sus vacaciones en Capri, junto a su hermana.
“Estaba hecho de material de cortina de cocina y la gente se volvió loca”, explicaría después la diseñadora. Tras ese espaldarazo, en la década de los 60 y 70 la firma Lilly Pulitzer llegó a vender 15 millones de dólares.
Durante las últimas décadas Lilly se había apartado del negocio y sólo era asesora de la marca –Lilly Pulitzer– que la hizo famosa. Sin duda, muchas personas le agradecen haber llevado los más exóticos y alegres motivos a las telas, que hasta hoy son los favoritos para el verano.
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