Milagros Schmoll es una modelo de armas a tomar. Con 24 años, la argentina ya lleva una década trabajando con los mejores diseñadores del mundo. Es con esa experiencia, que esta noche estará de jurado en Project Runway Latin America, donde participa el chileno Matías Hernán.
Aprovechando su participación en el programa que se transmite el lunes a las 22.50 horas por Glitz, hablamos con Milagros Schmoll sobre cómo vive en medio del mundo de la moda, sus diseñadores favoritos, y los aspectos menos glamurosos del modelaje.
1. ¿Cómo es el camino de una modelo argentina para caminar en las pasarelas más importantes del mundo?
Independientemente de la nacionalidad que una tenga, llegar a la alta moda y sostener una carrera junto a los más reconocidos diseñadores, fotógrafos, estilistas y colegas es un trabajo diario que implica mucha disciplina, orden, coherencia, honradez, estabilidad, ganas, código, optimismo, fuerza, confianza, lucidez y sacrificio.
Es decir, mucho profesionalismo. La belleza y las condiciones físicas son un primer paso importante, pero después hay que trabajar duro y ganarse cada logro, como toda profesión en la que uno aspira a triunfar y a destacarse. Llevo diez años en esta carrera y la exigencia no disminuye, es un ambiente fascinante por lo cambiante. La alta moda es una de las fuentes de creación de tendencias artísticas más importantes y esto te lleva a querer estar siempre despierta para ver las oportunidades.
2. ¿Cómo ves los mitos en torno al mundo del modelaje, desde adentro? (mitos como anorexia, drogas, etc)
Enfermedades como los desórdenes de alimentación y el consumo de drogas son temas muy sensibles e íntimos de quien los padece como para tratarlos con liviandad. Me da mucha tristeza cuando escucho que se los relaciona con la moda de forma tan superficial y sin conocimiento, juzgando a tantas personas de forma errónea. Mi ámbito de trabajo es sano, me siento muy cuidada y hay mucho respeto.
3. ¿Qué lección fundamental has aprendido como modelo top, en relación al estilo personal?
Aprendí que menos es más, que una personalidad segura y definida son la clave para llevar adelante nuestro estilo y marcar tendencia, que la elegancia viene desde adentro y que tiene que ver con nuestro ser como personas, independientemente del diseñador que nos esté vistiendo.
4. ¿Qué llevas siempre en tu bolso, estés donde estés?
Mi make up, máscara tapa ojeras y polvo. Crema hidratante para la cara, mi perfume, la billetera y el teléfono.
5. Si pudieses usar la ropa de un solo diseñador ¿de quién sería?
¡No podría usar ropa de un solo diseñador! Sería como quedarme con un sólo autor o director de cine. Adoro y me inspira Gaultier, Marc Jacobs me encanta en lo casual, Karl Lagerfeld es mi guía para la sobriedad, Céline me transmite una femineidad única, Balenciaga me perturba en el mejor de los sentidos y Alexander Wang me da paz.
6. ¿Cuál es el peor rato que has pasado siendo modelo?
Siempre traté y trato de vivir los momentos difíciles como aprendizajes, incluso cuando los estoy atravesando. Me repito a mí misma que ya va a pasar, confío en que son eso, momentos, porque trabajo para construir una vida feliz. Situaciones malas siempre aparecen, pero hace poco viví una experiencia terrible de la que me costó sobreponerme anímicamente.
Un taxista me golpeó fuerte en la cara al bajar del auto, después de que nos obligó a mi amigo y a mí a pagarle una tarifa excesiva por el viaje. Según declaró a la policía, atravesaba un momento depresivo por la reciente muerte de su mujer… Al margen del dolor y el miedo, fue duro por lo que sentí como mujer, especialmente. No pensé en esos momentos en que mi cara es también mi herramienta de trabajo, podría haberme desfigurado. Lo más terrible fue la violencia, el desamparo, sentir muy de cerca lo frágiles que somos.
7. ¿Cuál es la mayor gratificación?
Vivir de lo que amo y poder elegir hacerlo. Esto me hace feliz.
8. Como jueza invitada a Project Runway, ¿en qué te fijas a la hora de evaluar a diseñadores emergentes?
En la calidad de sus ideas y en el amor con que apuesten a su trabajo. Todo lo demás se aprende y concursan para eso.
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