Puede ser por moda, conciencia acerca del consumo de ciertos productos o por el impacto medioambiental. Lo cierto es que hoy en día son muchos quienes se deciden a seguir dietas que excluyen especialmente alimentos como la carne y sus derivados.
Por ejemplo, según datos de la Organización Unión Vegetariana, el consumo de carne no sólo tiene un alto impacto en el uso de tierras, consumo de agua, desforestación y contaminación de aguas, sino que, para producir un kilo se requiere la misma cantidad de tierra que para doscientos kilos de tomates en el mismo tiempo.
Por este tipo de antecedentes es comprensible que varios opten por dietas vegetarianas, veganas o frutarianas. Sin embargo, antes de decidir qué llevarnos a la boca, es necesario informarse de cuáles son los beneficios y peligros de seguir este tipo de tendencias alimenticias.
Por ello, hablamos con Edmundo Rodríguez, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, quien nos explicó cinco tipos de dietas bastante famosas y cómo afectan a nuestro organismo.
Lo bueno y lo malo de las dietas más populares
Dieta vegetariana
En ella se elimina el consumo de cualquier tipo de carne. “En este caso no se producen grandes problemas de alimentación, ya que puede ser equilibrada respecto al consumo necesario de proteínas y vitaminas, pues los nutrientes críticos de origen animal podrían ser cubiertos tanto con el huevo como con la leche y sus derivados”, dice el experto en nutrición.
Sin embargo, “puede generar sobrepeso y obesidad, debido a que su base es el consumo de cereales, además de generar un bajo consumo de fierro que puede terminar causando anemias”, agrega el docente.
Junto con esto, los que más cuidado deben tener son los vegetarianos que además son Ovo-lacto vegetarianos, es decir, también excluyen de su alimentación huevos y leche, ya que estarían más expuestos a sufrir déficit debido a su nula ingesta de estos productos.
Dieta vegana
Los que siguen esta tendencia no consumen ningún tipo de alimento de origen animal.
“Las dietas veganas realizadas sin ningún tipo de asesoría o dietas que no incluyan ni lácteos o huevos son las menos recomendadas, ya que son las más dañinas al no considerar un buen equilibrio de proteínas de alto valor biológico, además del consumo de nutrientes críticos que se obtienen desde los productos de origen animal”, advierte Rodríguez.
Dieta crudivegana
En este tipo de régimen, todos los alimentos se deben comer crudos, no deben ser sometidos a procesos químicos ni menos ser calentados a más de 40 grados.
“Hay alimentos que requieren procesos de cocción para ser utilizados por nuestro cuerpo, como los cereales y las legumbres. Por eso, no es de las más recomendables”, dice el especialista, agregando que “además no se ha demostrado que consumir los alimentos de esta manera mejore el estado de salud de quienes practican la tendencia”.
Dieta frutariana
Esta dieta es aún más restrictiva, ya que sólo se consumen frutas, frutos secos y semillas.
Si bien su gran pro es que efectivamente te puede ayudar a reducir peso, “es completamente desequilibrada nutricionalmente y carente de nutrientes esenciales. Solo aporta fibra, agua, algunos hidratos de carbono y algunas grasas saludables a través de los frutos secos y vitaminas”, señala el nutricionista.
Dieta macrobiótica
Basada en la tradición oriental, este tipo de alimentación impulsa el consumo de productos mínimamente procesados y donde sí se incluyen carnes, pero sólo de ave y pescado, además de cereales integrales, verduras y frutas de estación y pequeñas porciones de queso.
“Los principales beneficios es que es una dieta alta en fibra, lo cual puede ayudar al tránsito gastrointestinal, además de evitar enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Sus contraindicaciones apuntan a que puede producir déficit de proteínas y minerales, y falta de fierro, por lo que puede provocar anemia”, finaliza el experto de la Universidad del Pacífico.
COMENTAR