La noche de brujas está muy cerca. Y hay muchas personas que disfrutan de esa noche celebrando en familia o con diversas actividades, como disfrazarse o juntarse a ver películas de terror. Es que Halloween es una fiesta que alude al miedo y a lo tenebroso, animando a sus participantes a impregnar esa noche de imágenes donde el horror es protagonista.
Pero, ¿por qué nos gusta sumergirnos en una noche llena de horror? La directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Carmen Gutiérrez, nos cuenta el por qué algunos lo disfrutan y cómo pueden controlar el miedo las personas que lo sufren, para que no lo pasen mal con tanto disfraz de zombies y monstruos dando vuelta.
El placer del miedo
De alguna manera, contactarnos con nuestro miedo supone que las personas nos contactemos con nuestra vulnerabilidad y fragilidad. “Eso es lo que nos invita a cuidarnos y a ser conscientes de nosotros mismos. No nos olvidemos que el contacto con la propia vulnerabilidad permite la ternura, la empatía y la compasión, es decir, poder reconocernos en los otros, resonar con el dolor de otras personas, hacer lo posible por procurar el máximo bienestar del otro, lo que es, antes que nada, un acto amoroso que surge de la conciencia de nuestra fragilidad”, señala la docente.
Distintos tipos de reacciones
Al vivir el miedo, nuestro cuerpo provoca diversas reacciones, que la especialista nos explica a continuación:
A nivel fisiológico
“Acá se produce la dilatación de las pupilas, el incremento de la reacción galvánica de la piel y el aumento de la oxigenación y circulación de la sangre que se dirige a los músculos para anticipar las respuestas de huida, de defensa o ataque”, indica.
A nivel neurofisiológico
Sucede lo mismo que en el anterior, pero con una importante secreción de neurotransmisores, tales como la hormona de la adrenalina y noradrenalina, aumentando nuestra frecuencia cardíaca.
A nivel psicológico
“Hay una reacción de sobresalto, alerta y agudización de los procesos de atención, concentración y percepción. Es así como todo el individuo se dispone a actuar frente a una situación que le genera miedo”, explica la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.
¿Y si nos gusta asustarnos?
Hay que tener presente que no siempre las situaciones de “miedo” producen las mismas sensaciones en toda la gente. “Una situación generadora de miedo para algunos, para otros puede ser indiferente o incluso placentera. Como toda emoción, el miedo implica la subjetividad del individuo”.
Pero, ¿por qué cuando tenemos conciencia de que una situación generadora de miedo es falsa, es inevitable sentir miedo? “Esto pasa porque la persona está implicada emocionalmente con la situación que está viviendo y por lo tanto no hay una distinción entre real o irreal, ya que para el aparato psíquico es una situación cierta. Eso es lo que pasa, por ejemplo, cuando vemos películas de terror”, comenta la psicóloga.
En este punto, existen quienes eligen deliberadamente el panorama del horror, muchas veces porque les gusta la sensación de miedo. “Ciertos niveles o grados de miedo pueden generar una sensación placentera asociada a la presencia de ciertas sustancias neurofisiológicas liberadas en el torrente sanguíneo”, señala la profesional y agrega que “es posible que algunas personas se sientan más vivas en la medida que experimenten emociones más intensas y situaciones límites”.
Por el otro lado, a muchas personas el miedo está lejos de causarles placer, por lo que evitan enfrentarse a situaciones que los atemoricen. Para ellos, explica la especialista, existen maneras de controlarse con algunas herramientas o ejercicios de autoayuda, que son perfectos para sortear cualquier situación incómoda.
Tutoriales de maquillaje para sorprender en Halloween – Biut.cl
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