Los múltiples cambios hormonales que ocurren en el embarazo provocan una serie de alteraciones en el cuerpo de la futura madre. Aunque algunas suelen ser momentáneas, otras pueden ser más definitiva. Un ejemplo de ello son las manchas localizadas, o también denominadas melasmas. “Hasta un 70% de las embarazadas, puede requerir algún tratamiento médico para atenuarlas o eliminarlas”, explica el doctor William Romero, dermatólogo de Clínica Dermovein.
Asimismo, los cambios hormonales provocan alteraciones en los vasos sanguíneos, los que pueden dar origen -en algunos casos- a las denominadas arañitas vasculares. “Son dilataciones de pequeños vasos sanguíneos, que se ven como puntitos rojos que desaparecen al apretar, especialmente en cara, pecho y brazos”, agrega este especialista. Por la misma razón, también pueden aparecer várices en las piernas e inflamación de las encías.
Vientre al máximo
El vientre materno es, sin lugar a dudas, la parte del cuerpo que más se extiende con el embarazo. Afortunadamente, después del parto, la piel posee la capacidad de regresar a su normalidad (a medida que el útero vuelve a su tamaño original), gracias a la acción de las fibras elásticas y colágenas.
Sin embargo, con la edad, este proceso se vuelve más lento y de menor calidad. “La recuperación de la piel en una mujer más joven tiende a ser mejor que en mujeres más adultas. Pero, también depende de las capacidades genéticas de cada persona, siendo posible una recuperación adecuada en mujeres de mayor edad”, recalca el dermatólogo de Clínica Dermovein.
Lo óptimo para prevenir estos problemas es evitar las alzas excesivas de peso durante el embarazo. “No obstante, para aquellas que, por una u otra circunstancia, no lograron evitar el incremento de peso o quedaron con rollitos, flacidez y celulitis tras varias semanas del postparto, existen técnicas de última generación, como la criolipólisis o la radiofrecuencia octopolar con pulsos electromagnéticos, que se realizan a modo de masajes en el abdomen, en ciclos de 10 sesiones, y logran una mejoría importante sobre la flacidez e irregularidades de la piel abdominal”, señala el doctor Romero.
Respecto de las estrías, si bien son de difícil manejo, se pueden tratar con cremas o láser, una vez terminado el embarazo: “hay que tener presente, eso sí, que la estría es un tipo de cicatriz, por lo tanto, los tratamientos van destinados a atenuarlas, ya que lograr que desaparezcan por completo es muy difícil”.
Adiós a las manchas
Para atenuar las manchas producidas en el embarazo existen múltiples tratamientos efectivos, entre ellos, cremas de indicación médica y láser específicos. “Cuando son aplicados por profesionales expertos, las terapias de láser resultan altamente efectivas, seguras y con mínimo riesgo”, sostiene.
VÁRICES
Durante el embarazo, las várices pueden aparecer por dos razones; la primera es el crecimiento del útero, que aumenta la presión en las venas de las piernas, lo que a su vez enlentece el retorno de la sangre y dilata las venas.
La segunda son los altos niveles de estrógenos, que también afectan las paredes de las venas, favoreciendo su dilatación. “Lamentablemente, una vez que las várices se han producido, no existen buenos tratamientos con cremas o pastillas para que se reduzcan. No obstante, hay tratamientos como láser específicos para várices y la escleroterapia que, aplicados por expertos, pueden lograr la desaparición casi completa de estas venas dilatadas”, señala.
Pese a estas complicaciones, el doctor Romero llama a tener presente que “el embarazo es una época maravillosa para la mayoría de las mujeres, donde además de preocuparse por su salud personal, están a cargo de la vida de un nuevo ser, por lo que muchas veces deben postergar sus necesidades personales para otorgarle el mejor cuidado al niño que está por nacer. Sin embargo, terminada esta etapa especial, la medicina estética dispone de herramientas avanzadas para devolverle a la mujer las proporciones corporales y la apariencia que una madre feliz se merece”.
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