Cuestión de hechos: ¿Sexo débil?, ja, ja, ja

Por Biut y Agencias

Realizamos múltiples tareas

“Estudios han demostrado que la estructura que conecta ambos hemisferios cerebrales es más grande en mujeres que en hombres, lo que implica que haya muchas más conexiones entre ambos hemisferios en el caso de las mujeres”, afirma la doctora Gisela Kuester, neuróloga de la Clínica Las Condes. Lo anterior se traduce en que podamos realizar múltiples tareas al mismo tiempo, por un período prolongado, y con un alto nivel de rendimiento. “Esta mayor interconexión de redes neuronales les permite también recepcionar e integrar al mismo tiempo distintos tipos de claves ambientales ante diversas situaciones, incluyendo percepciones visuales, auditivas o emocionales”, agrega la doctora Kuester. Una correcta interpretación del conjunto de estas claves es lo que se conoce comúnmente como ‘intuición femenina’. Así es que este supuesto sexto sentido tiene bastante de cierto. Tenga presente este dato la próxima vez que la miren con cara rara cuando se refiera a su intuición de mujer, porque en esto la ciencia está de nuestra parte.

Piel menos grasa y con antioxidantes

La piel de la mujer y la del hombre son muy similares en estructura, sin embargo la acción de las hormonas presentes en cada uno de ellos determinan diferencias relevantes. La mujer produce menos andrógenos -responsables del sebo-, por lo que su piel es menos grasa, transpira menos y es menos pilosa (¡afortunadamente, menos vellos!). El tema va más allá de una cuestión estética, ya que también reduce los riesgos de desarrollar infecciones de los folículos pilosos y mal olor. Otro punto a favor, según explican los dermatólogos del Centro Médico Skin Med, doctor Walter Gübelin y doctora Susana Ruiz-Tagle, es “el efecto sistémico antioxidante (general) de los estrógenos, que protege a las mujeres durante su edad fértil de enfermedades como la aterosclerosis (acumulación de placa en las arterias)”.
Además de estas ventajas atribuibles a las hormonas, la mujer se preocupa mucho más por el cuidado de su piel. “Utiliza buenos productos y consulta precozmente frente a posibles enfermedades”, comenta el doctor Rodolfo Klein, dermatólogo de la Universidad de Chile. Lo que contribuye a tener una piel más sana y bella.

Menor riesgo cardiovascular

La menstruación puede ser a veces un dolor de cabeza para las mujeres; muchas veces coarta las tardes de piscina, el uso de pantalones blancos, y la ropa interior coqueta es relegada al fondo del cajón. Es más: hay días que nos deja tiradas en posición fetal odiando el día en que la madre naturaleza nos ‘bendijo’ con la posibilidad de la maternidad. Sin embargo, en varios sentidos éste sí es un afortunado regalo. Durante la edad fértil y hasta el climaterio, los estrógenos producen colesterol HDL -el conocido como bueno-, lo que reduce considerablemente los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. “El colesterol HDL es una partícula que tiene una gran capacidad antioxidante, actúa sobre las otras partículas de colesterol y triglicéridos, además permite el transporte reverso de colesterol, esto es desde los tejidos al hígado para su eliminación. Son como partículas de aseo”, explica la doctora Paola Negrón, nutrióloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Universidad Católica.

Longevidad

Es un hecho. Y esto se debe a que tenemos una mayor vitalidad constitucional. “En todas partes del mundo las mujeres sobreviven a los hombres un promedio de cinco años más. Aún no existe consenso entre los especialistas respecto a las causas, pero al parecer los estrógenos que produce hasta el climaterio la protegen, y su mejor calidad de vida y constante preocupación por su salud le juegan a favor para sobrevivir más que los hombres”, sostiene el doctor Pedro Paulo Marín, jefe del Servicio de Geriatría de la Clínica UC San Carlos de Apoquindo.
A esto se suma su capacidad para afrontar la vejez de manera más positiva. La mujer es capaz de mantener y crear nuevas redes sociales aun en sus años avanzados. “Las mujeres enfrentan con menor dificultad la enfermedad y la viudez, lo que permite un mayor aprovechamiento de esta etapa del ciclo vital”, según Andrea Oksenberg, sicóloga clínica de la Universidad Católica.

Empática y emocional

Que el cerebro de la mujer y el del hombre son distintos está fuera de discusión, y así lo avala una serie de estudios científicos. Si bien ambos sistemas neuronales son compatibles y afines, utilizan diferentes circuitos para cumplir sus objetivos. El viejo debate de si uno es más ‘desarrollado’ que el otro por su tamaño no viene al caso, pero lo que sí es relevante y suma un importante punto a favor de las mujeres es la diferencia en cómo realiza sus funciones.
Nuestro cerebro es biológicamente más equilibrado que el del sexo opuesto, mientras que el de ellos tiene el hemisferio derecho más desarrollado. ¿Cómo se traduce esto? Ellos se enfocan en analizar, explorar y sistematizar; nosotras somos más aptas para empatizar y captar matices emocionales. Ergo, la mujer es capaz de intuir más allá de los hechos, de leer entre líneas y de reconocer claves no verbales. El libro El Cerebro Femenino, de la neuropsiquiatra Louann Brizendine, grafica muy bien esta realidad: “Mientras éstas tienen una autovía de ocho carriles para procesar las emociones, los hombres tienen sólo una carretera secundaria para procesarlas”.

Maternidad y lactancia

Es innegable. La maternidad es una de las grandes ventajas de ser mujer. Envidiada o no por los hombres, la posibilidad de llevar un hijo en el vientre es algo que sólo nosotras podemos contar. Pero más allá de la experiencia del embarazo y el estrecho vínculo que se forma entre una madre y su hijo, la maternidad tiene otro gran beneficio para la salud de la mujer: la lactancia exclusiva reduce a largo plazo los riesgos de padecer osteoporosis y cánceres de origen ginecológico. El doctor Alfonso Rioseco, jefe de Maternidad de la Clínica UC San Carlos de Apoquindo, explica: “La mamá que ha amamantado de forma natural a su hijo tiene menos riesgos de padecer cáncer de mamas, cáncer de ovarios y cáncer de endometrio”. Siempre que sea posible, se recomienda amamantar, ya que a pesar de los avances de la medicina, no existe ningún sustituto capaz de reemplazar los beneficios de este acto.

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