Todas tenemos algo de princesas. Esa es la premisa que la escritora y crítica de cine Doly Mallet, defiende en el libro Mordiendo manzanas y besando sapos. Y para demostrarlo pescó a varias de las heroínas de Disney -desde Blancanieves hasta Rapunzel- en un estudio donde repasa su perfil y explica cómo han dejado su impronta en las mujeres de todos los continentes.
La comunicadora mexicana sostuvo que su obra surgió por los comentarios decepcionados de compañeras frustradas al no encontrar, por ningún lado, el tan deseado príncipe y el consiguiente final feliz. Parece que parte de las altas expectativas de estas mujeres habían sido inducidas por la animación de Disney, que presentaba a modelos femeninos felices tras encontrar a su hombre y convertir el tradicional castillo en hogar, dulce hogar.
Según la publicación, las más empeñadas en casarse y ser amas de casa son las “princesas de la posguerra”. “Los primeros príncipes, los de Blancanieves y Cenicienta, no tenían ni nombre. El objetivo era casarse, no importaba con quién: el príncipe te salvaba de tu situación”, contó la autora, especializada en crítica de cine.
Los modelos femeninos de décadas pasadas todavía están vigentes y a menudo se entremezclan. “Siguen existiendo mujeres jóvenes que sólo desean ser amas de casa como Blancanieves. Pero también muchas Mulan”, según Mallet.
A fines de los años 80, la Sirenita Ariel representa “la posrevolución sexual” y cuenta con el primer príncipe feminista, al tratarse de “un compañero que trabaja en equipo y al que no le importa ser rescatado”.
A principios de los 90, Yasmin, de Aladdin, y la Bella, que se enamora de la Bestia, integran también esta generación en la cual las princesas están dispuestas a aceptar a una pareja fuera de los cánones convencionales.
Pero en la segunda mitad de los 90, Disney apuntó a las solteras y guerreras, con las independientes Mulan, Megara y Pocahontas. El héroe de Megara, Hércules, renuncia a su trono divino para estar con ella y muestra a un hombre capaz de tomar decisiones importantes por una mujer.
Encantada marca la primera década del siglo XXI. Allí el príncipe es sustituido nada menos que por un divorciado con hijos. Recientemente en Enredados, la historia de Rapunzel, es ésta quien le enseña al príncipe cómo usar el arma más letal, la sartén.
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