minutos de Bahía Cumberland, en medio de una frondosa vegetación endémica y con una vista panorámica del Pacífico y la isla. Así luce imponente y atractivo el remodelado Crusoe Island Lodge, espacio que de la mano del arquitecto chileno Mathias Klotz y de sus socios Michelangelo Trezza y Tecnofast se levanta como la apuesta privada -que se inaugura el 15 de febrero- para reactivar el turismo de la isla a un año del tsunami.
En una casa construida originalmente en 1967, el ingeniero civil Michelangelo Trezza quiso establecer, en 2007, un espacio de mejor nivel para turistas extranjeros. Así, asociado con su dueño, la convirtió en el Hotel Crusoe Island.
“Vine con mi mujer a bucear y me enamoré de esta isla maravillosa. Renuncié a la gerencia de una importante empresa, vendí todo y me vine”, dice. Tras su intervención, el espacio creció de 200 a 800 metros cuadrados y de siete a 15 habitaciones. Incorporaron buceo, pesca y trekking, dispusieron baños de mar al aire libre, entre otros servicios. Con operadores en Europa, llegamos a recibir 600 pasajeros por año, cifra mayor considerando que la isla recibe mil en todo el año”, dice Trezza.
Todo iba bien hasta que vino el tsunami. El ingeniero perdió su casa, y el hotel -que, en altura, resistió- se quedó sin turistas. Pero fue a mediados de 2010 cuando en una visita de la empresa Tecnofast y el grupo Desafío Levantemos Chile, los nuevos socios se conocieron en la isla.
Era abril del año pasado cuando el arquitecto y decano de la carrera en la U. Diego Portales, Mathias Klotz viajó a la isla con el grupo de Felipe Cubillos que construyó la escuela modular. Era su primera vez en Robinson Crusoe y aseguró sentirse “encantado” en el lugar.
Tres semanas después regresó y alojó en el hotel que entonces Trezza mantenía casi cerrado ante la falta de turistas. Fue el punto de partida de la sociedad.
La inversión de $ 300 millones y diseño arquitectónico de Klotz hicieron el complemento perfecto. El hotel fue modernizado, conectado al sistema eléctrico de la isla -antes operaba con sistema propio-, se habilitó internet, una sala de juegos y termos en cada habitación. Los servicios aumentaron con un mini crucero, un centro de buceo para 20 personas, cinco kayaks, dos zodiacs, una lancha, dos camionetas y un centro de pesca.
33 camas tiene el recinto. Antes del tsunami, en el pueblo había 10 hosterías, con 80 camas.
Si bien a mediados de mes se hará el lanzamiento oficial, ya en marcha blanca han recibido a cerca de cien pasajeros. Además, en alianza con aviones del mismo grupo inversor, la apuesta este año es llevar a 500 turistas: 60% extranjeros y 40% nacionales, dice Trezza. “La oferta es para quienes vienen a hacer trekking, buscan conocer esta biodiversidad, turismo gourmet y cultural. No es lujoso, pero cómodo”.
Expansión
Los socios proyectan un segundo hotel con 30 habitaciones sobre cuatro hectáreas en el sector del muelle de piedra de la isla. “Serán dos módulos grandes que se mimetizan 100% con el entorno”, dice Trezza. Ahora, tramitan la concesión y esperan construir desde mediados de 2012, con una inversión de más de US$ 3,5 millones.
50% de la capacidad hotelera actual que tiene la isña es representada por el hotel.
El director regional de Sernatur, Milos Miskovic, destacó esta inversión como una “nueva señal del esfuerzo privado para seguir la actividad turística en Juan Fernández. Un proyecto de muy buen nivel y que va en el sentido de turismo sustentable como Reserva de la Biósfera”. La autoridad visitó esta semana la isla con la presidenta del Consejo Regional de Turismo, Lyn Gray, para abordar con cerca de 30 empresarios las acciones para reimpulsar el sector.
Miskovic valoró que la llegada de visitantes no se estancó: primero con los propios trabajadores que reconstruyen y, luego, con los pasajeros de dos cruceros, tres megayates con 80 personas y otros que vía aérea han arribado para conocer la geografía y gastronomía de Juan Fernández.
Reactivación: Cruceros y yates
La última semana, dos cruceros de bandera alemana -Albatros y Columbus- pararon en Bahía Cumberland. El último (el miércoles) con 300 pasajeros que recorrieron por cerca de cinco horas la bahía y la zona devastada, el Fuerte Santa Bárbara y la Cueva El Patriota. Para marzo llega una tercera nave. Destaca también la travesía que el 28 de febrero llevará a la isla el primer raid con seis embarcaciones del Club de Yates Higuerillas.
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