No demora más de 20 segundos por cada ojo. En ese tiempo, el doctor Gregg Homer, del Stroma Medical en California, EE.UU. -una empresa de equipos médicos-, promete eliminar los melanocitos cafés del iris, membrana que da el color a los ojos. Esta estructura se ubica detrás de la córnea y hace las veces de diafragma, al aumentar o disminuir la apertura de la pupila para que pase más o menos luz.
Según Homer, quien lleva más de 10 años investigando sobre el tema, es posible eliminar estos pigmentos dejando los ojos azules o verdes, un procedimiento que todavía no cuenta con la autorización de la FDA y que ha generado gran controversia a nivel mundial. El costo de esta cirugía es de aproximadamente dos millones y medio de pesos.
La técnica ha sido bautizada como Lumineyes, y se promociona como una alternativa permanente a los lentes de contacto de colores y a otras técnicas invasivas que hoy se utilizan con este propósito.
Aunque la tecnología todavía no cuenta con ensayos clínicos validados, Homer dijo en una entrevista a KTLA, un canal de televisión de Los Angeles, que en menos de un año y medio podría estar disponible fuera de Estados Unidos. “Un ojo azul no es opaco, se puede ver profundamente en él, mientras que un ojo café es muy opaco”, señaló Homer a esta estación.
Este no ha sido el único intento médico por cambiar el color de los ojos. El año pasado, en Damasco, Siria, el cirujano Mohamad Shoujah cambió el color a una mujer mediante un trasplante de iris: eliminó el iris café y lo reemplazó por uno artificial de color verde. Esta técnica no es nueva y se utiliza en determinadas situaciones médicas, como traumas o tumores, pero en el caso de este especialista, el escándalo fue tal, que el Ministerio de Salud sirio suspendió su licencia.
Graves riesgos
A juicio del oftalmólogo Edgardo Carreño, este tipo de cirugías se deben evaluar en el tiempo, para descartar cualquier tipo de pérdida de función del iris o la pupila. “El iris es una membrana que separa la cámara anterior y posterior del ojo. Es como un montón de pequeños ovillos de lana que en el centro tiene un orificio (pupila) que se contrae o dilata según la necesidad de luz”.
En la actualidad, los trasplantes de iris se hacen cuando por efectos de un glaucoma agudo, o que por un trauma o tumor se pierda parte del iris, pero es una cirugía que involucra riesgos, inflamación, visión doble y hasta ceguera, si se pasa a llevar la córnea. “Está indicada en situaciones muy estrictas, no con fines estéticos”, dijo.
También hay otras cirugías de cambio de iris o de introducción de lentes que modifican el color del ojo.
Para el jefe del Servicio de Oftalmología de la Clínica Alemana, Ricardo Stevenson, cualquier artefacto intraocular o técnicas que dañen el iris pueden causar desde infecciones hasta aumento de presión en el ojo, daño en el nervio óptico y posibilidad de tener cataratas a una temprana edad. “Son alteraciones que se deben considerar antes de incurrir en una cirugía así”, dijo.
El oftalmólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile Alberto Aguayo explicó que en Chile existen estas tecnologías pero, debido al riesgo que conllevan, no se realizan por razones estéticas. “Se hacen implantes de iris, con láser también se podría quemar el iris, pero es muy riesgoso. No conozco a nadie que lo haga”, dijo.
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