Debido a sus formas de transmisión y a la dosis mínima que se requiere del E. Coli para contagiarse, la Dra. Valeria Prado, microbióloga experta en este patógeno y miembro de la Academia Chilena de Medicina, aconsejó adoptar las medidas correspondientes; porque aunque los más afectados son los menores de 5 años y adultos mayores, “todos somos susceptibles”.
El grave brote infeccioso que comenzó en Alemania, se ha expandido a otros países de Europa y causado la muerte de 29 personas, provocando el contagio de otras 2.800. Diferentes informaciones se conocen respecto a la causa principal de contaminación de la bacteria Escherichia Coli. Según últimos estudios, su origen provendría de brotes o germinados de porotos producidos por una granja orgánica, que se incluirían en diversos tipos de comida.
La Dra. Valeria Prado, pediatra y microbióloga que ha estudiado los aspectos clínicos y epidemiológicos de la bacteria explicó que el responsable del contagio en Europa es una nueva cepa denominada Escherichia coli (E.coli) enterohemorrágica (ECEH), que se caracteriza por producir una toxina que produce un daño celular severo a nivel del intestino y otros órganos.
“En ocasiones genera heces líquidas con sangre y daño en los glóbulos rojos, produciendo anemia. Y en el riñón provoca insuficiencia renal aguda, lo que constituye el Síndrome Hemolítico Urémico (SHU). La variante que está afectando a Europa se conoce como 0104, que posee la shigatoxina 2 responsable del daño sistémico, y además un gen que facilita la adherencia y colonización del intestino”, aseveró.
La transimisión de la bacteria E. Coli puede ser de persona a persona y su periodo de incubación es de tres días promedio.
Según la especialista, esta cepa epidémica es el producto de una recombinación genética entre una cepa de E. coli enteroagregativa que se asocia a diarrea severa y prolongada en niños y un E. coli productor de shigatoxina. La bacteria es resistente a una amplia gama de antibióticos, lo cual le puede haber ayudado para sobrevivir en el ambiente. A causa de su característica “emergente”, ya no existe un grupo de riesgo definido.
Además, la especialista destacó que la transmisión puede ser de persona a persona, ya sea mediante las manos contaminadas o por objetos, como juguetes. Por otro lado, sólo se requiere ingerir una cantidad muy pequeña de esta bacteria (ECEH) para enfermarse y el periodo de incubación es corto, “3 días en promedio”. Por tanto, se deben tomar las precauciones necesarias.
¿A qué debemos estar atentos?
“Aunque es difícil que este patógeno llegue a Chile, porque se encuentra identificada la cepa causante del brote y los mecanismos de transmisión; la mejor manera de hacer frente a este tipo de problema es estar vigilantes y detectar oportunamente casos de diarrea con sangre o sospecha de SHU y realizar los exámenes correspondientes”, señaló.
También recomendó evitar el consumo de carnes crudas o mal cocida, leche o quesos sin pasteurizar y verduras orgánicas. “Asimismo, es primordial lavar cuidadosamente verduras y frutas antes de consumir; no guardar en el refrigerador las verduras y frutas junto a la carne cruda; limpiar superficies y utensilios de la cocina al manipular alimentos que se consumen crudos; y lavarse las manos durante la manipulación de alimentos”, afirmó.
La microbióloga de la Academia Chilena de Medicina añadió que la principal fuente de contagio es a través de los alimentos, por eso, se hace hincapié en la higiene, al igual que la contaminación cruzada que se produce en el hogar al manipular alimentos contaminados o almacenarlos en forma inadecuada en el refrigerador.
Resulta primordial lavar frutas y verduras antes de su consumo.
Finalmente, la experta mencionó que lo más complejo de este patógeno es que posee un reservorio animal, especialmente en bovinos y porcinos, que se excreta por las deposiciones de estos animales, pudiendo contaminar alimentos como: leche, carne, verduras “orgánicas”, fertilizadas con estiércol o contaminar aguas superficiales que se utilizan para regadío de hortalizas.
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