Tu pareja o tu perrito. ¿A quién elegirías si te vieses obligado a optar entre los dos?
¡Una buena cantidad de gente dice que se queda con el perrito!
La gran mayoría –el 84%– opta por la pareja, pero un sustancial 14% eligió su mascota, según una encuesta de AP-Petside.com poll.
Tome el caso de Sally Roland, por ejemplo. Roland, de 53 años, de Omaha, Nebraska, optó por su perrito. “Soy divorciada, tal vez eso lo explique”, bromeó.
Las personas que no están casadas son más proclives a elegir la mascota por sobre la pareja: así lo hicieron un 25% de los solteros consultados, comparado con un 8% de los casados.
Fidel Martínez, de 30 años, de Akron, Ohio, jamás se desprendería de Killer, un perrazo de 45 kilos que encontró en un refugio de animales.
“Sin pensarlo dos veces dejo a mi novia por él”, declaró Martínez. “Sé que parece absurdo, pero he tenido muchas relaciones con mujeres. Mi perro jamás me defraudó”.
Martínez y Killer llevan juntos siete años. Martínez tiene una novia desde hace cuatro años. No planean vivir juntos, pero ella dice que se lleva muy bien con Killer.
Un porcentaje mucho mayor de mujeres admite que es una opción dura, un 40% comparado con un 26% de los hombres. Ambos géneros son también mucho más proclives a quedarse con la pareja, según la encuesta realizada por GfK Roper Public Affairs and Corporate Communications.
Tampoco hubo muchas diferencias si el animal era un perro o un gato.
Las personas que viven en centros urbanos (47%) son más proclives a confesar que la opción es dura. Solo un 35% de quienes viven en los suburbios y un 25% de habitantes de zonas rurales dijeron eso.
Desprenderse de un animal, por cualquier razón, puede ser algo traumático, a menos que uno sea dueño de Princesa, especialista en fugas.
David Rosenthal y su familia estaban listos para instalar lo que consideraban el cerco ideal en el patio de su casa de Missouri City, Texas, cuando adoptaron a un American Eskimo de un refugio de perros. El idilio duró poco.
“Se escapaba todo el tiempo”, dijo Rosenthal. “Hacía pozos por debajo del cerco, se metía por cualquier resquicio. Nos tomaba una o dos horas atraparla”.
Roshenthal, de 49 años, aprendió por las malas que las palmeras sagú que tenía en el patio eran tóxicas para perros y humanos. Princesa las probó y casi se muere. El tratamiento costó 2.000 dólares.
“Además, mordisqueaba a los chicos”, expresó Rosenthal, quien tiene tres hijos. “Nos habían dicho que se portaba muy bien con los niños”. Así que Princesa volvió al refugio luego de un año. “Fue algo triste, pero sabíamos que había alguien que quería adoptarla”.
La familia tiene hoy otros dos perros.
Aproximadamente seis de cada diez adultos (un 57%) han tenido que desprenderse de un animal alguna vez en su vida. Las razones más comunes son la salud del animal. En el 69% de esos casos, se dijo que el animal estaba demasiado enfermo y debía ser sacrificado, mientras que en un 52% indicó que estaba demasiado mal como para ser atendido en la casa. En uno de cada 10 casos (un 9%), el problema fue que el animal era demasiado agresivo.
Un 54% dijo que les resultaría “muy” o “algo” duro desprenderse del animal porque un familiar es alérgico. Un 46% aseguró que esa situación no ofrece dificultad alguna y que se desharía del animal sin pensarlo mucho.
Christopher J. Hampton, de 67 años, de Bellingham, Washington, adora los corgi galeses Pembroke desde que era chico. Hace 40 años, sufrió mucho al darse cuenta de que el animal agravaba el asma de su hijo de un año.
“No podía desprenderme de mi hijo, de modo que el perro se tuvo que ir”, relató Hampton.
La encuesta AP-Petside.com fue realizada entre el 13 y el 20 de octubre del 2010 por GfK Roper Public Affairs and Corporate Communications. El margen de error fue de 3,3% entre los adultos y del 4% entre los propietarios de animales.
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