Un medioambiente atractivo físicamente, donde pueda realizar varias actividades que lo estimulen y además interactuar con otras personas -es decir, socializar- no sólo puede ser bueno para su vida personal, sino también ayudarlo a reducir la grasa de su abdomen.
Así lo revela un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio que mostró cómo un grupo de 20 animales, expuestos a un ambiente en el que podían realizar múltiples actividades (hacer laberintos, nidos, usar juguetes, túneles y gozar de más espacio para moverse), logró obtener un 49% menos de grasa abdominal, que otro grupo de animales que sólo tenía cinco miembros, ninguna actividad extra que hacer y que vivía en un espacio más reducido. Esto, en sólo un mes.
El resultado sorprendió a los expertos, ya que la reducción de grasa se dio independientemente de la cantidad de alimentos ricos en lípidos y del uso de una rueda para ejercicios, que les fue proporcionada a ambos grupos de animales en diferentes etapas. “Todavía estoy sorprendido por el grado de pérdida de grasa que se produce”, dice Matthew During, líder de la investigación y experto en neurociencia, inmunología y genética médica dela Universidad Estatal de Ohio. “La cantidad que sale es mucho más de lo que se obtendría con una cinta de correr”, dijo.
Grasa parda
Los expertos dicen que la investigación -publicada en la revista Cell Metabolism- muestra que hacer varias actividades en el día y reunirse con personas logra aumentar la producción de un factor en el hipotálamo, que desencadena una serie de señales que viajan, desde el sistema nervioso simpático a las células de la grasa blanca, activando en ellas los genes que les confieren características de la grasa parda. Esto termina por transformar la grasa blanca acumulada en nuestro organismo por exceso de calorías, en grasa parda, que es la que consume energía para generar calor en el cuerpo. Hasta hace tres años se creía que esta última sólo se mantenía en el cuerpo hasta cierta edad, pero los científicos descubrieron que también se mantenía activa en la adultez y que, a través de ella, se podía facilitar la pérdida de peso. Un tema no menor, ya que la obesidad es causada por una acumulación crónica de calorías que se agrupan como lípidos en la grasa blanca.
Estrés bueno
Hasta ahora, la única forma eficaz de provocar este cambio en el organismo era la exposición constante al frío, que hace que el cuerpo fabrique grasa parda para mantener su temperatura o la activación del sistema nervioso simpático, algo que podría lograrse a través de un fármaco. “Nuestros hallazgos sugieren que, potencialmente, sepuede inducir esta transformación mediante la modificación de nuestro estilo de vida o por la activación farmacológica de esta vía cerebral en grasa”, dijo Matthew During, profesor de neurociencia, de cirugía neurológica y de virología molecular, inmunología y genética médica.
Lei Cao, coautora del estudio, indica que a menudo pensamos en el estrés como algo negativo, “pero algunos tipos de estrés pueden ser buenos para la salud”.
De hecho, dice la experta, un ambiente más estimulante y exigente obligó a los animales a lidiar con un entorno más complejo, pero también entre ellos mismos.
Este mismo equipo había demostrado en otros estudios que vivir en un ambiente social y físicamente más complejo y estimulante, mejora la salud cerebral al lograr aumentar la formación de nuevas neuronas.
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