Con la llegada del verano la locura por adelgazar y tener un cuerpo perfecto suele aumentar, por eso en este periodo es normal escuchar que las personas se someten más a dietas o que comienzan sistemas de ejercicios con el fin de lograr su objetivo. Sin embargo, en esta carrera por conseguir la figura “ideal”, los diuréticos y los laxantes se han convertido en la opción más rápida, pero también más peligrosa para acelerar este proceso.
Los laxantes son medicamentos o sustancias naturales que se usan por vía oral o rectal, y cuya función es inducir el aumento del volumen o frecuencia de las deposiciones o, en ocasiones, disminuir su consistencia.
En tanto, los diuréticos son medicamentos cuya función es hacer aumentar la producción de orina. Hay diferentes tipos que se usan por vía oral o intravenosa y actúan incrementando la eliminación de agua y electrolitos (sodio, cloro, potasio) por el riñón, asimismo existen diuréticos naturales como la cafeína y el alcohol, pero que son menos potentes.
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Remedios de “doble filo”
El gastroenterólogo de Clínica Vespucio, el doctor José Sánchez, explica que los laxantes están indicados principalmente para personas con problemas relacionados con constipación, pero también para manejo de pacientes con cirrosis hepática, con encefalopatía, o como forma de preparar el colon para exámenes. “Estos medicamentos están indicados para varios problemas médicos como la hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, enfermedades renales con retención de líquido o edema, cirrosis, edema cerebral por traumatismo y otras patologías poco frecuentes”, detalla.
El especialista afirma que el abuso de laxantes se da principalmente en pacientes con trastornos de colon, en pacientes con bulimia y en personas que quieren bajar de peso rápidamente. Como en la mayoría de los casos las personas se automedican, las dosis se usan por más tiempo de lo debido y por lo mismo tienen más riesgos de tener complicaciones como diarrea excesiva, deshidratación, pérdida de sodio, potasio y electrolitos, además de desnutrición a largo plazo.
Por su parte, el sobre consumo de diuréticos “especialmente cuando no tienen una indicación médica, puede producir deshidratación, pérdida excesiva de potasio con consecuencias musculares, arritmias, merma de otros electrolitos como magnesio y baja de presión”, explica el doctor Sánchez.
Enfermedades que pueden producir estas sustancias
Los laxantes y diuréticos no deben tomarse como una opción para bajar de peso, para eliminar toxinas o para hacer limpiezas intestinales, si es que no hay indicación médica que avale un tratamiento de este tipo. Si la persona debe tomar este tipo de medicamentos, es importante que lo haga de forma responsable y conociendo las consecuencias que puede llegar a sufrir si es que consume estas sustancias de forma abusiva.
Las principales patologías derivadas del abuso crónico de laxantes y diuréticos son:
Desnutrición: Se caracteriza por la deficiencia en la ingesta de calorías y proteínas, y los principales son fatiga, mareo y pérdida de peso.
Hipotensión: Es cuando la persona tiene la presión arterial más baja de lo normal. Esto significa que el corazón, el cerebro y otras partes del cuerpo no reciben suficiente sangre.
Insuficiencia renal: Se produce cuando los riñones no son capaces de filtrar las toxinas y otras sustancias de desecho de la sangre adecuadamente.
Aumento del riesgo de diabetes: Esta enfermedad agrupa trastornos metabólicos en los cuales el organismo no produce insulina, o no utiliza de modo efectivo la insulina que produce y se caracteriza por hacer que la persona presente niveles de azúcar en la sangre anormalmente altos.
Aumento de ácido úrico y gota: La gota es una de las formas de artritis más dolorosas. Ocurre cuando se acumula demasiado ácido úrico en el cuerpo.
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