Un estudio realizado por los investigadores Esteve, Garcia-Roman y Permanyer detectó que en los países donde hay más mujeres que hombres con estudios superiores, suelen haber también mayor número de parejas donde ellas tienen más conocimientos que ellos. Sin duda, la tendencia de superioridad que por años tuvieron los hombres está cambiando.
Antiguamente las familias que tenían hijos e hijas privilegiaban que los varones llegaran a la universidad, pues en el futuro ellos deberían sostener el hogar y alimentar a sus descendientes. Sin embargo -y para bien de nosotras- esa usanza ha ido cambiando por muchos factores, dentro de ellos el cambio de mentalidad en la sociedad que le ha permitido a la mujer, poco a poco, acceder a nuevas facetas .
Una de esas áreas a la que hemos podido ingresar es la educación superior. Hoy es normal que luego de salir del colegio entremos a la universidad para sacar una carrera profesional, al igual que lo han hecho los hombres por décadas. Sin embargo, en la actualidad tener estudios superiores, además de darnos igualdad de oportunidades como género, influye en el tipo de pareja que buscamos.
Así lo comprobó un estudio hecho por los investigadores Albert Esteve, Joan Garcia-Roman e Iñaki Permanyer, quienes analizaron qué pasa con las parejas cuando hay más mujeres con carreras universitarias que hombres en un determinado país.
Para ello tomaron en cuenta datos provenientes de 138 censos de 56 países, que fueron recogidos entre 1968 y el 2009. Tras el análisis, detectaron que la educación superior en las mujeres sí está teniendo efecto directo sobre las pautas de emparejamiento: El estudio -que fue publicado en Population Development Review, una de las revistas más prestigiosas del mundo en estudios de población- concluyó que en los países donde hay más mujeres que hombres con estudios universitarios, las parejas donde las mujeres se emparejan “abajo” (con un hombre con menos estudios) superan a las parejas “arriba” (con hombres con más estudios).
Hipergamia educacional, hombres con mayor estatus por sus conocimientos
Tradicionalmente los patrones de emparejamiento entre hombres y mujeres han estado dominados por la hipergamia, es decir donde la mujer se empareja con un hombre de mayor estatus y se producen diferencias de género importantes. Pero el acceso de la mujer a la educación está alterando este modelo.
“Dada esta inercia histórica, se podría pensar que el aumento de la educación de las mujeres dificultaría las uniones y se incrementaría el número de mujeres solteras, pero lo que vemos es que la composición de las parejas se adapta bastante bien a los cambios estructurales y que si los cambios se producen, tarde o temprano tienen un impacto sobre el mercado de las uniones”, cuanta Albert Esteve.
A nivel general, en los países desarrollados se está produciendo una reducción constante en el nivel de hipergamia, en cuanto a en el ámbito de la educación. A principios de los años 70, las parejas “arriba” superaban las parejas “abajo” en los 18 países de los cuales hay datos censales entre 1970 y 1975.
A principios del 2000, 26 de 51 países registraban valores negativos de hipergamia educacional. Entre estos países se encontraban sociedades tan diversas como Francia, Jordania, Mongolia, Eslovenia y Sudáfrica. En el caso de España, en 2001 por cada 100 parejas hipógamas (mujer con más estudios) había sólo 67 hipérgamas.
Pese a que hay países que no se tomaron en cuenta para la investigación, como Japón, Corea del Sur o China -que en términos de emparejamiento son muy tradicionales, además de tener niveles muy elevados de soltería entre las mujeres con más educación- según los investigadores, el estudio pone de manifiesto la universalidad de un fenómeno sin precedentes que ya se había observado en algunos países como Estados Unidos o Brasil.
La “superioridad” masculina podría dejar de existir
Según los investigadores, si las tendencias en educación continúan, la hipergamia educacional (hombre con más estudios) seguirá reduciéndose. Con esto se entiende que el incremento en el nivel educativo de las mujeres podría significar un paso hacia la simetría en la formación de parejas.
“Será interesante observar si este cambio se traduce en una mayor igualdad entre hombres y mujeres en otros aspectos de la vida en pareja, como la toma de decisiones, la distribución del tiempo en tareas del hogar, el divorcio, la fecundidad, etcétera”, comenta Albert Esteve.
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