Científicos descubren mecanismo clave que protege a las personas del estrés

Por Biut y Agencias

Respirar profundamente, apretar repetidamente una pelotita de goma o salir a caminar son algunas de las formas cotidianas en que las personas buscan volver a la calma luego de un episodio de estrés. Sin embargo, la capacidad de lograrlo no depende tanto de estas acciones, sino más bien de los genes. Científicos de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, descubrieron que una alteración en un gen específico es responsable de que algunas personas sean menos tolerantes al estrés y se encuentren en mayor riesgo de desarrollar depresión.

Se trata del gen NPY, encargado de la producción del neuropéptido Y, un neurotransmisor que se libera en el hipotálamo. Una alteración que reduce su actividad se traduce en una menor producción de esta sustancia. “Nuestros resultados muestran que es una variante que ocurre comúnmente y afecta al 16% de los individuos”, explica a La Tercera Brian Mickey, autor principal del estudio.

Los investigadores seleccionaron a 93 pacientes sanos, a quienes sometieron a pruebas de resonancia magnética funcional mientras observaban palabras neutras, como “material”; otras cargadas negativamente, como “asesino”, y otras de aspecto positivo, como “esperanzador”. Luego, cotejaron los resultados de estas mediciones con las mediciones acerca de la actividad de su gen NPY.

Frente a las palabras negativas, los participantes que tenían baja actividad en el gen NPY mostraron una mayor activación en la corteza prefrontal, área del cerebro involucrada en el procesamiento de las emociones. Por su parte, los individuos con una mayor actividad en este gen exhibieron una menor respuesta en su cerebro.

En un segundo experimento, los individuos fueron sometidos a la inyección de una solución salina en el músculo de la mandíbula, la cual les produjo dolor moderado durante 20 minutos. Luego, se les consultó acerca de su experiencia emocional antes y después de la prueba. Los voluntarios con el gen NPY menos activo reportaron sensaciones más negativas que sus pares antes y después de la inyección, lo cual indicaría que estas personas fueron más afectadas por la actividad, tanto por la anticipación al dolor que iban a sufrir como por la evaluación que hicieron una vez finalizada la actividad.

“Nuestros resultados muestran que esta variante conduce a una experiencia sicológica más negativa durante el estrés y un mayor riesgo de desarrollar depresión mayor”, dice Mickey.

El científico explica que el neuropéptido Y es producido y almacenado por unas células llamadas interneuronas, ubicadas en la amígdala, la corteza frontal y otras regiones del cerebro. La sustancia es liberada ante situaciones repetidas o prolongadas de estrés, y su trabajo consiste en blindar los receptores ubicados en otras células cerebrales y que están encargados de estimular su actividad en períodos de tensión. Así, el neuropéptido Y cumpliría la labor de calmar a las células tras episodios de estrés. Hasta ahora se creía que la sustancia solo estaba encargada de regular el apetito.

Según los investigadores, el hallazgo abre la posibilidad de desarrollar un tratamiento personalizado para aquellos pacientes que tienen problemas para manejar su estrés o que se encuentran en mayor riesgo de desarrollar depresión.

 

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