El hecho de que sea contagioso nunca ha sido completamente explicado, pero una teoría sugiere que está vinculado a la empatía entre la gente.
Un estudio hecho en Italia y publicado en el periódico PLoS One encontró que la gente tenía más probabilidades de bostezar en reacción ante a un familiar cercano que ante un amigo.
El descubrimiento sugiere que el bostezo contagioso podría haber evolucionado como una forma de mantenerse en estado de alerta dentro de un grupo.
Se cree, incluso, que los animales y chimpancés tienen la tendencia a hacerlo y se piensa que cerca de la mitad de los seres humanos tienen este tipo de reacción.
Más cercano, más bostezos
“Nuestros resultados demuestran que el contagio de bostezos es ante todo generado por la cercanía emocional entre individuos y no por otras variables, tales como género y nacionalidad”.
El supuesto vínculo entre empatía y el bostezo contagioso quedó fortalecido por estudios previos en los que se encontró que niños con autismo, quienes tienden a ser menos capaces de tener empatía que otros niños, eran menos propensos a hacerlos.
Los investigadores de la Universidad de Pisa observaron a 109 hombres y mujeres de una variedad de nacionalidades en sus actividades diarias y tomaron un registro de las instancias en que se produjeron bostezos contagiosos.
El estudio encontró que era más probable que ocurrieran entre miembros de la misma familia, un poco menos entre amigos e incluso menos entre conocidos y extraños.
La demora entre el bostezo y la respuesta fue mayor entre conocidos y extraños con lo cual de nuevo se sugiere que la empatía y la familiaridad social desempeña un rol.
“Nuestros resultados demuestran que el contagio de bostezos es ante todo generado por la cercanía emocional entre individuos y no por otras variables, tales como género y nacionalidad”, indicaron los investigadores.
Imitación del mandril
La doctora Catriona Morrison, una sicóloga experimental de la Universidad de Leeds, dijo que esta respuesta primitiva subconsciente podría dar luces sobre la evolución del cerebro humano.
Morrison señaló que “algunos sugirieron que se desarrollo en la época de las cavernas cuando alguien tenía que estar vigilando todo el tiempo. El bostezo aumenta el flujo de sangre en el cerebro, así que aumenta el estado de alerta”.
“Se cree que el comportamiento social es una función consciente del cerebro, pero esto no está disponible para el conocimiento”.
“Simplemente no tenemos ningún control sobre él”.
El doctor Atsushi Senju, del Birbeck College en Londres, señaló que un efecto similar se ha visto en un tipo de mandril, notándose que los bostezos contagiosos eran más probables entre aliados cercanos en una manada.
Sin embargo, agregó que “no está claro que la empatía sea la causa. Hay todavías quienes creen que simplemente se trata de un reflejo natural”.
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