Buscando en Mendoza, llegaron a un jardín diseñado a principios del siglo XX por el paisajista francés nacionalizado argentino, Carlos Thays, también la firma tras el Jardín Botánico y los Bosques de Palermo en Buenos Aires. En el mismo sitio donde el casco de la finca diseñada por el arquitecto Daniel Ramos Correa, esperaba ser rescatada.
Este era el lugar que quería la familia para pasar seis meses del año. El trabajo fue adaptar el lugar a las nuevas necesidades, que incluían recibir a una gran familia (cinco hijas y un hijo, todos con descendencia), y fue encomendado a la oficina Bórmida&Yanzón Arquitectos.
Lo primero que se pidió fue una casa familiar, muy acogedora, con materiales simples, nobles y de la zona. Desde esa base se proyectó el espacio. “Se usó madera de laurel en los pisos, pinturas a la cal con tierra rojiza y la carpintería fue reutilizada de un antiguo convento de monjas que se iba a demoler. Se amplió construyendo la planta alta y el comedor, se agrandó la oficina y se levantaron todos los cielos rasos. Se mantuvo el quincho por ser una parte histórica de la casa; la estructura se picó para que se viera el ladrillo”, comenta la arquitecta del proyecto, Luisa Yanzón.
A esto sumaron un interiorismo ecléctico, marcado por las constantes visitas que hace la propietaria a diferentes anticuarios y ferias donde va encontrando ‘el’ elemento que puede resultar perfecto para un lugar de la residencia, donde nada es muy pensado, todo es más bien casual y espontáneo. Los propietarios tienen claro que lo que no quieren es precisamente dar esa sensación de una casa perfecta; todo lo contrario, está todo ideado de tal modo que uno sienta que la casa lleva años afirmada en este terreno.
1.- Ollas Le Creuset, $169.800
(De Cocina, A. de Córdova 2767)
2.- Botellas colores, $990
(Jumbo Portal La Dehesa)
3.- Regadera, $19.990
(Casa Molino)
4.- Silla azul, $120.000
(Casa Molino, Camino Central 2085)
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