Hasta ahora, sin embargo, no se había estudiado si la grasa que se extrae del cuerpo regresa. Y, si regresa, en dónde vuelve a acumularse.
Una nueva investigación llevada a cabo en Estados Unidos por primera vez logró responder a estas interrogantes.
Los investigadores de la Universidad de Colorado, en Denver, encontraron que la grasa sí regresa al cuerpo humano.
Es, dicen los científicos en la revista Obesity (Obesidad), como si el organismo “defendiera” su volumen total de tejido adiposo. Y si lo pierde, vuelve a recuperarlo.
Aunque el estudio, llevado a cabo por los doctores Teri Hernández y Robert Eckel fue llevado a cabo con un grupo pequeño de mujeres, es la primera vez que analiza este patrón de redistribución de grasa en el cuerpo.
Pérdida “rápida”
La liposucción, un procedimiento en el que se extrae o “aspira” el exceso de grasa de diversas partes del cuerpo, ha sido practicada en todo el mundo durante más de 30 años.
Aunque la operación es rudimentaria y puede conllevar riesgos, se le ha presentado siempre como “la forma más rápida” de reducir el tamaño de los muslos, el abdomen o cualquier otra parte del cuerpo.
Pero ahora, los científicos de la Universidad de Colorado no sólo descubrieron que el cuerpo vuelve a acumular su tejido adiposo perdido, también encontraron que éste regresa redistribuido en la parte superior del cuerpo: hombros, brazos y la parte superior del abdomen.
El estudio involucró a 32 mujeres con una edad promedio de 35 años y de peso promedio. La mitad fueron sometidas a un procedimiento de liposucción para extraerles una cantidad “modesta” de grasa de la cadera y muslos.
La otra mitad no fue sometida a la operación pero se les dijo a las participantes que, al final del estudio, podrían ser sometidas a la operación a un precio reducido si así lo deseaban.
Los investigadores tomaron mediciones idénticas de todas las mujeres a las seis semanas, seis meses y al año.
El objetivo, explican los autores, era observar si el cuerpo “defiende” su composición de tejido adiposo.
Los resultados mostraron que a las seis semanas las mujeres sometidas a liposucción habían perdido 2,1% de su grasa, mientras que las que no tuvieron liposucción perdieron 0,28%.
Pero al año, esta diferencia había desaparecido.
Redistribución de grasa
Y aunque las mujeres operadas seguían manteniendo caderas y muslos delgados, su cuerpo había acumulado tejido adiposo en otra región.
Tal como explica el doctor Eckel, la grasa resultó redistribuida en la parte superior del cuerpo, principalmente en el abdomen superior, pero también en los hombros y brazos.
Los científicos no saben porqué el tejido adiposo no se vuelve a distribuir en el mismo lugar, pero una hipótesis, dicen, es que la liposucción destruye la estructura básica debajo de la piel donde se forman las células adiposas.
Para compensar esa pérdida el organismo comienza a formar nuevas células adiposas en otras áreas del cuerpo.
Es decir, el organismo parece llevar un control estricto de su número de adipositos y de su volumen total de grasa corporal.
Tal como informan los investigadores, a pesar de los resultados, las mujeres del grupo de control no se vieron desalentadas por la liposucción y la mitad decidió someterse al procedimiento a un precio reducido.
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