Salen temprano en la mañana y no regresan a casa sino hasta entrada la noche. Al llegar, nadie los espera ni para abrazarlos ni para recriminarlos. Y lo más probable es que su cena, en solitario, sea una mezcla entre productos congelados, una lata de atún, arvejas o cualquier cosa que sea factible de preparar en un lapso de tiempo no mayor a 10 minutos. Sus departamentos son su reino y su castillo, la ciudad su ambiente natural y su soledad, una forma de vida que crece y se expande como suelen hacerlo las tribus urbanas entre los adolescentes.
“Es que vivir sola es genial, llegas a tu casa a la hora que se te da la gana y no tienes que correr por nada”, dice Carla Perales (33), diseñadora que vive en un departamento de un dormitorio en Las Condes, la nueva comuna que comienza a conquistar a los solteros. “Nunca estuvo entre mis planes el tener que aguantar vivir con alguien”, agrega Carla con orgullo. Sabe que no es la única que piensa así.
Carla forma parte de un fenómeno que, según los resultados de la última Encuesta Casen, se encuentra en alza en Chile: desde 2003 a la fecha, las personas que viven solas aumentaron en 30%. Hoy representan el 2,7% de la población, con un total de 452.581 personas, mientras que en 2006 la cifra era de 351.255 (2,2%) y, en el año 2003, era de 335.926 (2,1%). Santiago y Valparaíso son las ciudades que concentran a este creciente grupo de “solitarios”: 169.719 de ellos viven en la Región Metropolitana (38%) , en tanto que 57.364 se ubican en la Región de Valparaíso (13%). ¿Quiénes son ellos? La Encuesta dice que en su mayoría se trata de mujeres (53%), un tercio de las cuales son solteras, mientras que los hombres representan el 47%. Y casi la mitad de todos ellos tiene edades entre 30 y 59 años.
Cifras que no sólo develan un fenómeno en alza, sino que son el reflejo de un fenómeno que demuestra cómo la vida en pareja y la familia no representan la única y más valorada opción para un creciente grupo de chilenos: vivir solo en el Chile de hoy es validado como un “proyecto de vida” por muchos. Proyectos que tienen territorios bien definidos. Los que viven sólos se concentran en comunas como Santiago -donde casi el 50% de los departamentos que se venden es de un dormitorio-, Ñuñoa y Providencia.
A eso hay que agregar que, de a poco, van conquistando sectores antes considerados patrimonio exclusivo de la familia. Las Condes es un ejemplo de esta expansión en pleno desarrollo, según indican cifras del sector inmobiliario. Y eso que sólo estamos hablando de quienes viven solos, ya que si suman a las llamadas familias unipersonales -individuos que comparten casa con otros, pero sin que los una un lazo de parentezco-, la cifra de quienes no están optando por vivir en pareja o en familia se dispara al doble, alcanzando a las casi 800 mil personas, según la misma Encuesta Casen 2009. Es decir, 200 mil más que en 2003.
DE “LOS VENEGAS” A “FRIENDS”
“Vivir solo te vuelve mucho más individualista. Yo por ejemplo empecé a conocerme, a pensar más, a darme cuenta de las cosas que hacía. Para mí este es mi proyecto de vida”, confiesa Valentina del Campo, periodista (33) que vive sola en el centro de Santiago desde hace cuatro años. Gonzalo Tapia, sociólogo de la UDP, explica que se trata en su mayoría de personas que gozan la ciudad, que tienen un espacio al que consideran tan personal como funcional: su departamento. “Lo usan sólo para dormir, porque su vida es la ciudad”, dice el especialista, quien agrega que se trata de un estereotipo más cercano al que representan series como “Friends”, en lugar de aquella imagen que proyectaban viejas series como “Los Venegas”.
Carlos Livacic, doctor en Sociología de la U. Central, explica que esta tendencia representa un cambio en las prioridades, “en que la gente se preocupa primero de sus bienes y después de otras cosas, como casarse y formar una familia”. Opinión compartida por Gonzálo Tapia, quien opina que todos estos fenómenos derivan de la “adolescencia retardada” que viven muchos adultos. “Los jóvenes entran al mercado laboral, pero no se casan, sino que tienden a postergar los vínculos de pareja con proyección”, asegura.
Todo esto aparejado con un cambio en la vida social. Si antes las reuniones sociales involucraban principalmente a la familia y el hogar, hoy el espacio se centra en pubs, cafés y restaurantes. Las reuniones en casa son esporádicas y principalmente con amigos. “En general, vienen bastante mis amigos, nos juntamos todos a tomar algo, a comer o a conversar solamente”, dice Laura Vieli, diseñadora gráfica (24 años), quien vive sola en un departamento desde febrero de este año. “Lo que más me costó fue armar la casa, porque no era prioritario para mí. Por ejemplo, no tenía urgencia por comprarme un sillón: tenía cojines en el suelo y podía sentarme tranquilamente a ver la tele”.
Las relaciones interpersonales también se modifican. Carlos Livacic explica que no hay un esfuerzo por conocerse, sino que sólo se reúnen con las personas que ven y viven el mundo como ellos. “¿Cuándo fue la última vez que supiste el nombre de tus vecinos? Antes las personas saludaban a toda la cuadra para el año nuevo”, ejemplifica el sociólogo. Pedro Güell, profesor de la Universidad Alberto Hurtado e investigador del PNUD, agrega que se construyen relaciones más bien subjetivas, más referidas a la identidad, a los gustos y al proyecto de vida personal.
“No tengo idea quienes son mis vecinos del lado o del frente -dice Valentina del Campo-. No necesito conocer a los vecinos, porque me siento confortable en mi soledad. Tampoco existe la instancia de poder entablar algún tipo de relación con ellos”, confirma Valentina.
INFRAESTRUCTURA PARA SOLITARIOS
Este creciente aumento en el número de personas que viven solas también está impactando en el mercado. De a poco, ha ido surgiendo toda una infraestructura para acoger las demandas y necesidades de quienes viven solos. Marco Seisdedos, quien trabaja en la empresa Administradora Farellón Limitada, cuenta que tiene edificios a su cargo que sobrepasan los 150 departamentos, 110 de los cuales son de un solo dormitorio. “Hablamos de conjuntos habitacionales donde el 70% de las personas vive sola, principalmente profesionales y gente joven”, asegura.
No es extraño que muchos de los estos solitarios inquilinos dejen sus llaves al conserje o a las personas del aseo, para que los ayuden con tareas más mundanas de la casa cuando ellos están trabajando, como recibir algún gásfiter para que arregle una llave.
En parte importante de esos edificios, además, se contemplan servicios de lavandería, ya que muchos son departamentos pequeños, donde no caben lavadoras. “Tengo lavandería, así es que llevo toda mi ropa ahí. Otras veces tomo todo y me voy a casa de mis padres a lavar la ropa”, relata Carla Perales. “Todo es ideal para gente soltera como yo, tengo supermercado al lado, gimnasio en el mismo edificio y sala multiuso por si quieres hacer una fiesta o reuniones”, agrega.
Otro ejemplo que refleja la importancia que cobra este grupo es lo que están haciendo compañías proveedoras de servicios como Metrogas, que tiene un programa de descuentos y beneficios para clientes, orientado a quienes se inscriben como “Soy uno” (personas solas), “Somos uno” (parejas), “Somos familia” (familias), “Somos experiencia” (personas mayores). “Las personas solas representan el 10% de nuestros clientes”, afirma Jorge Bascur, subgerente de Marketing de Metrogas. Ellos son blanco de campañas de marketing que incluyen descuentos en locales de comida rápida, centros de diversión, salas de cine y hasta catas de vino, agrega el ejecutivo.
El sociólogo Pedro Güell explica que es un proceso de transformación que está permeando barrios completos, que reciben a los solitarios en los cafés de las esquinas, los pubs y los happy hours. Es allí donde muchso se conectan con sus redes de apoyo, que ya no son la familia de origen ni los parientes, como ocurría en el pasado, sino los amigos. Claudia Rodríguez, sicoterapeuta de la Unab dice que todas las necesidades que tienen que ver con el área emocional son satisfechas principalmente a través de las redes sociales. “Uno puede sentirse cercano a otras personas aunque no viva necesariamente con ellas”, dice.
DE SANTIAGO A LAS CONDES
El grupo más grueso de estas personas se concentra en Santiago Centro, donde, según cifras de la empresa Tinsa Consultora inmobiliaria, la oferta de departamentos de un dormitorio llega hasta el 40%. En cuanto a las ventas, el 48% de todas representa esta clase de departamentos en Santiago Centro. En Providencia, en tanto, la venta de departamentos de un dormitorio alcanza el 20% de la totalidad, mientras en Ñuñoa el 14%, centrado principalmente en el eje Irarrázabal.
La gran sorpresa para los analistas es la incorporación de Las Condes como comuna que alberga a personas solas. “El análisis de mercado dice que en todas estas comunas ha ido subiendo el número de personas que viven solas, pero estamos viendo que en los últimos cinco años también se está optando por vivir en Las Condes, un barrio que se ha vuelto todavía más interesante con la llegada del Metro”, explica Felipe Parra, director Tinsa consultoría.
– Las familias unipersonales representan el 13,8% del total de familias, según Casen 2009.
– Las familias biparentales -con padre y madre- son, según Casen 2009, el 58,6% del total de familias chilenas. En 2006 eran el 61,2% del total.
– Las familias monoparentales -en que está presente sólo el padre o sólo la madre- son el 27,6%, según la Casen 2009.
– En 2009, las personas que viven solas representan casi el 3% de los chilenos.
– Santiago y Valparaíso son las ciudades que más concentran a las personas que viven solas.
– 52% de quienes viven solos son mujeres. El 30% son solteras
– 48% de los hombres que viven solos tienen entre 30 y 59 años – 44% de los hombres que viven solos son solteros, según Casen 2009.
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